miércoles, 4 de septiembre de 2013

LOS TRES MISTERIOS DE FÁTIMA


El sistema de seguridad conocido como "hombre muerto" en los trenes hace tiempo que dejó de funcionar en los ministerios del PP. A la cabeza de esas carteras van cadáveres, ministros piloto, sin pulso, que obedecen robótica y suicidamente sus instrucciones de Bruselas o de los bancos. La mano helada sobre la manija, la velocidad constante, y no pasa nada. Ahí van esos ministerios fantasma en la noche con sus santos de madera y sus muñecos diabólicos a los mandos... Ana Pastor Crash Test Dummie, Ana Mato Leftie Barbie, Luis de Guindos Spanish Souvenir, José Manuel Soria Aznar Clon... Y Fátima Báñez Rocío Sister Act. ¿31 parados menos en el Expreso de Agosto? Se tiraron del tren en marcha. Pero a los del comité de bienvenida les alegra el corazón -secretarios generales en traje regional, arzobispos y presidentes de la patronal en traje de lo suyo- y ya ha comenzado a tocar un pasodoble la banda en el andén. Que baje la muñeca maquinista y diga unas palabras. Que se aparezca a los parados pastorcillos. Primer Misterio de Fátima: el día en que los almonteños también salten la verja de Gibraltar, una mona virgen cantará la primera saeta bilingüe. Segundo Misterio de Fátima: las misas con guitarra son más bonitas que un sol aunque haya que empezar a buscar a las niñas del coro por los polígonos. Tercer Misterio de Fátima: será para la mujer virtuosa y con el mentón como el guardabarros de un seiscientos el invento del chicle de hormigón... De acuerdo, la ministra de empleo es del género imposible: de niña le tiraban del pelo en el recreo y gritaba una mandrágora en el huerto de Walt Disney, pero por algo la tienen de monja muerta con algunas grabaciones del más allá hasta que pete el mecanismo, esas psicofonías con sus datos sobrenaturales y sus milagros contables sobre la reforma laboral celestial. Y está muy feo interrumpir a un muñeco cuando está hablando, porque es todo lo que tiene que decir. Y los muñecos se creen a pies juntillas eso que están diciendo, colega. "Te quiero mucho". "Tengo pis". "Abrázame". "Alguien ha envenenado el abrevadero". "La reforma laboral funciona". Observadla bien en cualquiera de sus intervenciones. Se levanta de su escaño como un angelote de Murillo repetidor (con la edad se les desfondan los carrillos hasta el sótano de la mandíbula), mira a los socialistas sintiéndose más roja que ellos porque esta mañana ha hecho un mazapán picaruelo, y es verla abrir la boca con esa sonrisilla de misionera en un burdel... Que se me llevan los siete males, compañero... Luego se pone a leer lo que le han escrito (los Corintios respondiendo a San Pablo) y es como si te estuviera hablando un llavero de la Isla de Pascua. Convertido al catolicismo.