martes, 13 de marzo de 2012

LAS PIJAS CANÍBALES

La Universidad Pontificia Comillas no puede licenciar buena gente. Por principios. Los que tienen el dinero con que pagar sus matrículas y sus mordidas son entrenados para asimilar los entresijos de la casta dominante y manejar los hilos de la depredación capitalista sobre la estúpida masa. Sólo puede admitir, pues, homínidos sumisos con la propia secta, drones rubios y millonarios con indudable disposición al canibalismo y plumas estilográficas Hellfire preparadas para firmar cualquier masacre. Sólo puede licenciar alimañas ricas. Y lo hace de mil amores. Los hijos de las alimañas también estudiarán en sus campos de entrenamiento y perpetuarán la estirpe. Los dueños del mundo. Cada país tendrá su Universidad Pontificia Comillas, pero la que me eriza el pelo del lomo es la que tengo más cerca, claro está. Un vomitorio de pijos escupidos al mundo como una máquina lanzadora de bolas en un club selecto de tenis para dictadores. La mujer de arriba se hizo perdonar su hiperbólica mandíbula durante los primeros días en el congreso a base de destilar una sonrisa de mujer tímida con su poquito de elefantíasis controlada por un experto en chapa y pintura de blindados (por lo privado). Pasados los primeros días de cole, ya no puede seguir yendo de gárgola buena (y con gracejo) de Walt Disney. Aparte de su mala leche y de su soberbia (comprobadas), esa mandíbula es propia de las pijas caníbales de manual como Ana botella o Ana Mato (obsérvese el cuadrante Google Earth de vivir en el mismo barrio), la mandíbula como un cajón de mesita de noche típica de las alimañas del ICADE y cercanías. Fátima Báñez, la ministra de empleo y seguridad social (mira que poner a un Drone a volar tan bajo), ha estudiado en la Universidad Pontificia. La amena y altruista carrera de Derecho (casta) y la tan humana y solidaria carrera de Economía (depredación). El tándem curricular de los amantes de la poesía y el buen humor. Tiene seis supuestas casas y supuestos tres terrenos. Por su ideología, por sus maneras y por su nariz continuamente levantada, también tiene seis casas y tres terrenos. Es probable que haya adquirido esas propiedades para pisar menos la calle que pisa todo el mundo y tener algo más donde pisar en privado. Pero me da en la nariz (la mía) que su contacto con la realidad se desarrolla también... empresarialmente. Por como es ella de divina y competente, por lo que ha estudiado contra los vagos y pobres, y por la gota nuclear de ambición que le perla la frente como a una diosa hindú, la puta vida (amar, follar, comer, beber, reírse) no existe en su ámbito de crecimiento político. Por lo tanto, su conocimiento de la vida en sí es también empresarial y por eso está de ministra, para que no haya contagio, fallo, piedad o empatía. Lo que sabe de un obrero es su condición de ratio en una fórmula sobre rentabilidad, capital humano o régimen tributario. Esta rubia con el mentón como el cajón de una mesita de noche jamás pensará en un camarero de chiringuito reventado a las seis de la tarde como un camarero de chiringuito reventado a las seis de la tarde. Para ella es un número debilitado. Miradle esos ojos. Miradle esos ojos cuando los entrecierra en su escaño en el Congreso. Oíd cómo salen de ese cajón de mesita de noche las palabras: "Una huelga general nunca ha creado empleo". La Universidad Pontificia Comillas no puede licenciar buena gente, insisto. Pensémoslo cada vez que la veamos sonreír. Pensémoslo cada vez que la oigamos explicar minuciosamente por qué hay que despedir a los trabajadores para que las empresas vayan bien. Nació en Huelva. No pasa nada. Hasta un perro tiene que nacer en algún sitio. Con la diferencia de que un perro nunca se come a otro perro.