QUE LA INDEPENDENCIA PAREZCA UN ACCIDENTE, ARTURITO
Aquellos Yodas trajeron estos yodos. Un hotel de 1.400 euros la noche en Rusia para que Artur Mas escenifique la ceremonia del desprecio a Cataluña y el resto de los españoles en una orgía con amigotes, asesores y señora. Todo para que la marca "Cataluña" quede bien clarita al lado de los mafiosos multimillonarios que puedan invertir en los nuevos terrenos que van a ser expropiados (Lérida, Gerona, Tarragona y Barcelona) en la Marcha Blaugrana que se avecina contra nuestras defensas en El Aaiun. Una charleta informal entre malotes en una sala de reuniones con canapés y blancas del este. La mafia catalana reunida con la mafia rusa en videoconferencia con la Yakuza y la Nangretta (no fue a saludar ni el alcalde de Moscú) mientras los maestros y médicos catalanes caen como moscas acribillados por las esquinas tratando de marcar, todavía, el teléfono de la Democracia. Está comunicando, chavales. Y cuando parezca que por fin vas a hablar con ella, saltará el contestador automático de Pujol: "En estos momentos nos estamos independizando. Si quieres dejar algún mensaje, espera a que termine de sonar Els Segadors cien millones de veces". Ah, tiempo de crisis. El caldo de cultivo para los virus más dañinos de la banca, la política, y los tarados con ínfulas. Los antidisturbios apaleando estudiantes, la policía arrastrando abuelas fuera de sus casas, y Artur Mas de trilero en mitad de la Plaza Roja: "Mira la bolita. Mira qué independiente la bolita". Cómo recuerdo ahora los comienzos putrefactos de Jordi Pujol en su tarima de charlatán del Tibidabo. Los escándalos impunes de Banca Catalana y el dinero sucio del Caso de las Tragaperras. Para que sigan llamándole "El Honorable". Artur Mas de Al Pacino, conservando el mentón cerámico de Brando, y Pujol de Padrino carrasposo, hablando maravillas de su hijo tonto, el que es capaz de juntar dos millones de amigos para presumir de liderazgo. Como cualquier famosete gilipollas en Facebook.