lunes, 3 de septiembre de 2012

BLEDO, BORRAJA, ALFALFA, BASAGOITI

A Antonio Basagoiti le importan un bledo los presos etarras, archivo "encarcelados", sección "enfermos terminales", apartado "secuestradores de Ortega Lara", página "Bolinaga". Debo confesar que a mí tampoco me importa demasiado el individuo, aunque estoy a favor de que el repugnante pobre diablo pase los últimos días fuera de la cárcel. Pero si remontamos el diagrama de llaves, salmones éticos que somos, nos encontramos con que a Antonio Basagoiti se la sudan los presos de ETA para que los tontos del culo tengan más fácil votarle a él en las próximas elecciones autonómicas y no a Patxi López, que, probablemente, acabe lamiéndole el culo batasuno a los de la coalición Bildu, que sí se preocupan de "sus presos" y no se cortan un pelo en que la relación quede bien clarita, al alcance de cualquier juez que se atreva a meterle mano a la "vinculación manifiesta"... A ese tenor populista del colega (más madrileño que yo, que soy de Málaga), ¿puede un político confesar que le importan un bledo los presos, sean terroristas, timadores, asesinos o ladrones? ¿No debería asumir -y acatar- que el sistema penitenciario español tiene leyes que amparan excepciones de tipo humanitario independientemente del expediente del recluso? Todo lo contrario que podía esperarse de un cristiano de uniforme como él. De la piedad en la que milita a la compasión que podemos sentir los civiles. De ahí a la humanidad, y de la humanidad al humanismo, cosa ésta que sí se la sopla, como un bledo, al colega madrileño de apellido vasco. Tal vez a causa de sus antecedentes penales: multimillonario de nacimiento, de la familia Iberdrola y del linaje del Banco Hispanoamericano. Un expediente que lo tiene bastante limitado para la comprensión de ciertos resortes de la ética y hasta de la decencia. Importarte un bledo la vida de un etarra preso es estar siendo tú mismo peor que el etarra en cuestión. Y si la cuestión va de bledos, que es el último forraje que le echa el ganadero a sus vacas, saltándonos también la borraja, que es el penúltimo, echemos de comer aparte al pijo Basagoiti y démosle alfalfa de lujo, por lo mala bestia de alta cuna que es. El impresentable que muge cuando le pinchan desde el cortijo de la calle Génova.