viernes, 19 de febrero de 2016

EL INCIENSO PONE



El incienso pone. Ves a Dios. Puedes violar niños. Hacer pintadas en los exteriores de tu iglesia. O de tu capilla en la Complutense. Llamar Hija de Puta a la persona que te parezca. Sobre la piedra que recuerda qué más da. El incienso pone. Te hace sentir brutalmente elegido para las hazañas más portentosas: meterte un bote de spray por el culo, escribir mierda a tu espalda con la caligrafía de tus nalgas y volar hasta la dulce guerra civil que no debió acabar nunca. A reacción.