martes, 29 de noviembre de 2011

LA FLORA DEL PP

Otro día hablaremos de la fauna el PP, que hoy les toca a las de la fotosíntesis. Ya me he ensañado con doña Esperanza Aguirre, con doña Soraya Sáenz de Santamaría, con doña Dolores de Cospedal, con doña Ana Botella y con doña Ana Mato... Faltaba la ínclita doña Alicia Sánchez Camacho, ejemplar eximio de la flora de la derecha. Lo de la fotosíntesis la realizan todas, pero ésta con una particular y sumisa disposición de ánimo: no hay más que verla resumida en las fotos (fotosíntesis) con esa cara de entrega, expectación y fracasada coquetería: una abogada más del harén fascista dispuestísima a practicar la postura que le manden del kamasutra pepero. Siempre he pensado que todas estas gacelas del Derecho y la Admón, con la única experiencia de la excitante juventud que dan los codos, las oposiciones, familia bien y el novio regular, aparecen por la edad adulta caracterizadas exclusivamente por su inutilidad para la felicidad y por un extremo rencor y resentimiento contra la vida auténtica, y a los hechos me remito... Hija de comandante de la guardia civil y con un hijo (asimisma) "serio como un obispo", a quién le extraña que la mujer odie a los emigrantes, por ejemplo... Otra cosa que siempre he pensado de la gente de la derecha que ocupa cargos importantes (y no siempre a dedo) o que ha estudiado con éxito carreras difíciles (no digo derecho: aeronáuticas, arquitectura, medicina...) es que tienen otro tipo de inteligencia que la de la gente de bien (la que es lo suficientemente inteligente para distinguir el bien del mal, el pobre del vago, el trabajador del esclavo, el inmigrante del delincuente: esas cosas que a los de izquierdas nos parece tan fáciles de distinguir). La gente de la derecha tiene la inteligencia amniótica que le dan los genes del rico, una manera de ser inteligente de natural, por absorción familiar, amnióticamente, que luego no dan más de sí en lo que es ser inteligente que hacerse una judicatura, los planos de una central eléctrica o una tesis sobre el aneurisma cerebral. Porque si no, no se explica que parezcan tan tontos y tan malvados, colega. De verdad... Y que conste que he gastado muy poca mala leche en la caricatura de arriba. Es que es asín la rosa.