sábado, 22 de febrero de 2014

POR LA TRENZA DE YULIA TIMOSHENKO


A Viktor Yushchenko, líder de la Revolución Naranja ucraniana, los agentes secretos de Putin lo envenenaron con dioxina en el 2004. La dioxina, concretamente la TCDD, es uno de los componentes del defoliante utilizado en la Guerra del Vietnam más conocido como "agente naranja". De modo que no es hipótesis descartable que los rusos le vieran la poesía a darle matarile a la Revolución Naranja con el mismo Agente Naranja, aunque los ucranianos se enfadaran lo suyo con el ripio y la liaran parda por las calles. El caso es que Yushchenko sobrevivió gracias a los médicos austriacos y su rostro deformado por la "poesía" fue y sigue siendo una bandera singularísima de todos los partidarios de una Ucrania independiente y libre de la bota de los nostálgicos de la Unión Soviética. El suyo y el de Yulia Timoshenko, una mujer guapa y resuelta a la que los peluqueros ucranianos dotaron inmediatamente de una trenza-orla que la defendiera de cualquier tipo de agentes químicos rusos ajenos a la laca. Con esa orla devota por escudo, a su modo una bandera también, los ucranianos la reconocían en las manifestaciones (como Agustina de Aragón con una mecha, pero a ella la llamaron la Juana de Arco de la Revolución Naranja), la veneraban en sus intervenciones airadas en el parlamento, y salieron una vez más a la calle en su defensa cuando los esbirros del Chivo Kunay (Yanukovich, al revés) metieron presa a su heroína por desacato o, mismamente, por decir que las elecciones del 2011, donde ganaron los fanáticos de las viejas tonadillas bolcheviques (Radio Olev), estaban más amañadas que el casting de los Reyes Magos en Madrid. Desde entonces hasta hoy mismo, los desmanes del Chivo Kunay han ido en aumento, francotiradores disparando a matar incluidos. Pero por más violencia que estalle en las calles de Kiev y por más muertos que caigan de entre los ucranianos de bien, parece que el color naranja no desaparecerá de las barricadas de la plaza Maidán hasta que el Chivo Kunay salga del país o sustituya en su celda a Yulia Timoshenko. O eso o unas nuevas elecciones. O eso o una guerra civil. Pero si liberan a Yulia, como parece que va a suceder en pocos días, será una señal inequívoca de que los luchadores de la Maidán no han muerto en vano. O, al menos, sin conseguir un gesto de los tiranos. Desde este blog estaremos muy pendientes de la salud con que la mujer salga de la cárcel, pero, sobretodo, nos fijaremos muchísimo en el estado de revista, defensa y altivez de esa trenza-orla mágica. Cuando la peluquería se eleva a razón vital. Como la bandera de Mariana Pineda. En pelo rubio. Y no me digáis que esto no tiene su puntito "Guerra de las Galaxias" con la peluquería de las buenas contra el Imperio...

Foto

(Tarde) Sábado 22 Febrero.
Yulia liberada.
Hacia la plaza Maidán.
Un símbolo es un símbolo. También la trenza hipnótica.
Ucrania en nuestros corazones.



Y ya esta noche, en la misma plaza Maidán.
"Todos aquí. Todos juntos. Hasta la victoria".