sábado, 28 de mayo de 2011

PUTA DEMOCRACIA, PENSABA

Dejó de ir a las lapidaciones porque tenía mala puntería y se reían de él. También dejó de votar. Cuando por fin regresó a la vida civil por los bares y las calles, los zapatos más estúpidos lo llamaban como peces con la boca abierta desde los escaparates, y se hizo mozo de escuadra para integrarse. Luego delegado de interior. Puta Democracia, pensaba.