sábado, 17 de junio de 2017

PODEMOS Y LAS PERSONAS


Pese a que parezca una obviedad, PODEMOS es un partido político formado por personas. Básicamente personas, aunque la silla de ruedas de Echenique también aporta. Y transporta. Y la queremos igual. Pero no todos los partidos políticos tienen mayoría de personas en su composición. Véase el PP: ratas, zorros, jabalíes, serpientes, espaguetis en psicofonía y bigotes en ectoplasma. O el PSOE: dragones andaluces, jacas rocieras, un póster de Queen y chaquetas de pana con las llaves de un yate asomando de un bolsillo.  O Ciudadanos: maniquíes, veletas y muñecas Barbie, tanto femeninas como masculinas, y el hilo musical de un banco. Pocas personas, como digo. Pero en PODEMOS todas. Al menos las que se van conociendo. Destaquemos hoy a Ramón Espinar, arriba. De Estudiante a Senador sin ser hijo ni nieto de un franquista. Mola. Y sus maneras. Su educación. Su beligerancia. Su encono paciente. Hasta sus errores. Por una cocacola y por un traspapele ya le querían fusilar los asesinos de masas con los colmillos manchados de sangre: "Oiga, esa cocacola merece la muerte". Casi ha sido la piedra de toque (con Carmena) para determinar el grado de desquicie que estaban alcanzando los fascistas: su punto de nerviosismo con esta repentina llegada de la decencia al lupanar en que han convertido las instituciones de este país. Y por incidir aún más en que son personas, y por contraste con las trayectorias que a buen seguro pueden presentar las jóvenes alimañas del PP, por ejemplo (masters en Suiza, postgrados en USA, doctorados en las Islas Caiman -no, no en Veterinaria- y proficiency en fellatios al caballo del Cid Campeador -sigue sin ser Veterinaria-), aquí está la mejor medalla de Ramón Espinar personita: de Estudiante a Senador pasando por Teleoperador. Con dos cojones. Mis respetos.