domingo, 21 de febrero de 2010

MI BARRIO (16)

Mi barrio tiene viejos de hierro o de madera y solos, y viejos por racimos. Los viejos por racimos van juntos al aperitivo como la delantera de un futbolín y piden todos lo mismo como si tuvieran un entrenador o un médico en la oreja. Los viejos solos a lo mejor ya estaban ahí en el aperitivo y no hace falta que vayan porque ya se están tomando lo suyo desde que quedaron viudos o nunca se casaron. Hay viejos duros como un chicle mascado hace mucho tiempo y hay viejos sin bastón pero que se les ve el bastón en los ojos y hay viejos que de pronto ya no están en su banqueta, de un aperitivo para otro. Los viejos por los que la gente pregunta mirando su banqueta vacía no siempre son los buenos, porque los hay malos y resentidos y con los años regalados. Pero hay otros que se mueren así de la banqueta y sí. Yo conocí a uno que se murió ayer y era de los mejores viejos del barrio, de los viejos de hierro y duros y buenos y elegantes y el que me regalaba libros que encontraba por ahí porque me veía leer y escribir por sus bares de batida y a lo mejor era uno de poesía guatemalteca o era de cómo hacer la pasta italiana o un boli usado o el diccionario de los sueños y hoy es su entierro y los que le queríamos no vamos a ir pero su familia sí y es que tenía familia, manda cojones, como para decirles lo que él decía, que a las seis de la mañana, como viene siendo costumbre, hay más pichas en los chochos que pucheros en la lumbre. O eso o que es probable que la última risa la echara conmigo por teléfono ayer por la mañana y era porque le dije que me habían contado que le estaban inyectando pollo frito por vena y que los mandara a la mierda, que tenía que volver al bar, que habíamos pedido una ronda a su costa y había que cumplir. Sus últimas palabras en el Nokia fueron: "Te tengo que dejar, que me van a intervenir". Dijo "intervenir". Eso le vino de la cultura que tenía o a lo mejor porque fue uno de los que trabajó poniendo tela asfáltica en el tejado del Museo del Prado. Y que ayer en mi barrio no murió un viejo. Murió un hombre. Que en paz descanse.