viernes, 19 de julio de 2013

BARRENDEROS CON PUÑETAS


La justicia nunca ha sido igual para todos, ni siquiera para sí misma, ahora que sabemos que los jueces también comen jueces y que se pisan unos a otros la toga como brujas en un aquelarre por las lomas y lomos del Aranzadi. No sólo están los abogados caros y luego los baratos, y hasta los de "oficio" (comillas delatoras); están los jueces de tu equipo y los jueces del equipo contrario, aunque ambos coincidan en la misma cara de estreñidos en el estrado, esa pedantería metabólica y esa liturgia de inodoro para encarecer las tasas: la justicia es ciega, yo simulo estar estreñido, y el acusado se calla la puta boca. Guardemos las formas, coño. Uniformidad. Y uniformes. Como los barrenderos, todos se ponen su mono verde fosforito (toga negra) a la hora de entrar en faena, pero cada uno lleva su música favorita en los cascos. Por discreción unos, otros por cobardía, y otros de mero introvertidos. Por ello, al barrendero extrovertido que lleva el radiocasete con María Ostiz a todo volumen encima del carrito se le llama la atención. También al que lleva a Los Chichos en alarma antiaérea. Es lo que se hacía antes, al menos. Con una escoba del ayuntamiento, lo bailas para ti mismo y que la gente imagine lo que quiera, sin filtraciones. Allá cada cual si sabe leer un chachachá en tu forma de barrer y en tus pasos, o una de los Madness y siempre es un paso adelante, y otro, y otro, y otro, y te acabas la calle... A este tenor, no hace mucho que han sorprendido al barrendero presidente del Tribunal Constitucional haciéndole una felación a José María Aznar (en efigie, relato de ficción, sr. fiscal) durante su turno de trabajo, encima de la pala, mientras tarareaba el "Cara al Sol" con una sonoridad y un entusiasmo notables. Independientemente del mérito de hacer eso con la boca llena, lo insólito del caso es que el hombre lo ha hecho pagando, y es eso lo que ha suscitado el interés de la ciudadanía. Ni siquiera su música preferida (y su camisa nueva) o su forma de bailar cargando a la derecha. La cuota de sumisión. El alto barrendero, militante por los bajos del bigotes. Afiliado total a ese frasco. Y escándalo cívico. ¿Pero no estaba escrito que los barrenderos altos no podían ir por ahí ostentando sus gustos musicales ni practicando solos de trompeta? Mirados y revisados los artículos del reglamento de felaciones y filiaciones de barrenderos XL con mono negro y puñetas, todo parece indicar que Paco Pérez de los Cubos, que así se llama el servidor público, no tiene por qué dimitir. En puridad. Su cargo de barrendero constitucional es compatible con su felación política, ya que, al mismo tiempo que barre o que hace que barre, la ley sólo le prohíbe mantener puestos de alta dirección en la nómina ideológica, y no la estricta militancia bajuna que practica Paco tan contento. Además, Paco es el que dice si lo inconstitucional es constitucional y si la Constitución va al contenedor amarillo o al de reciclado de operetas. Y no le discutas nunca a un tío con una pala... Así que a partir de ahora se va a escuchar a María Ostiz a través de las ventanas del Tribunal Constitucional a toda hostia y reconoceremos perfectamente en la calle a los barrenderos negros del PP por sus andares de Millán Astray, que es el Cantinflas de los fascistas. Qué más dará ya todo, si Marisol ha dejado de cantar.