miércoles, 22 de septiembre de 2010

MI BARRIO (47)

Mi barrio es bastante poco de trabajar trabajar. Trabajar sí, a lo mejor, pero trabajar trabajar no. Echan las cuentas de lo que van a cobrar en botellines y si alcanza para las necesidades (cubrir los excesos básicos) dicen vale, cogen despacito el trabajo y a ver qué pasa por faltar un par de días. Por eso en mi barrio no hay nadie de trabajar trabajar. Ni los camareros, que podría sospecharse. Porque en la barra no están todo el rato y a veces ni se les espera en un cuarto de hora. Se pasa la voz y la parroquia se hace de piedra en silencio hasta que regresa el líder laboral y alguien le vuelve a dar al play. Por eso mi barrio es más de abstinencia que de absentismo laboral. Aquí nos comemos una huelga general con patatas todos los días y a nadie le da por asustar a un camarero con un megáfono o plantarse de piquete en la Plataforma de la Construcción a que nadie compre materiales esa mañana. Qué risa, los sindicatos en mi barrio.