sábado, 9 de marzo de 2019

LA MUJER DE LAS CAVERNAS


Podemos hablar del Hombre de las Cavernas, que por lo visto vuelve (ya se están encargando las inmobiliarias de que vivamos en cuevas y los fachas de que pensemos hacia atrás, que el mamut está muy callado), pero me interesa más una Mujer de las Cavernas a la que escuché el otro día en la tele: Rocío Monasterio (arriba). Por supuesto de Vox y por supuesto una monja de Erasmus en la vida civil aunque tenga familia numerosa (cómo no) y sea arquitecta (Charles Manson fue ladrón en sus comienzos). Esta señora ancestral habla de dictadura de género y del feminismo como un movimiento totalitario. Porque ella se ha casado con un "Espinosa de los Monteros" y el resto de las lesbianas no le llega a la suela del tacón, suponemos. También ama a España la Monasterio. Con la Campanario, de las que le arrojan bragas a los toreros y a los militares golpistas. Es un suponer y todo lo de arriba un relato de ficción, por supuesto los suponeres. Lo que más me gusta de ella, aparte de su belleza natural (cruda, paleolítica), es imaginarla trabajando en su empresa (de la que es dueña, ole) de arquitectura e interiorismo (lo que se viene llamando una "caverna" eufemísticamente). Una máquina, Rocío Monasterio, para los tiempos salvajes que corren. Como transforma la realidad para mejorar su vida y la de España entera. ¡Rocío Monasterio, cambia el mundo! ¡Escarcha Convento, piensa! ¡Hacía el neolítico y más allá, pero no mucho! ¡Revoluciona! ¡Transforma! Una capilla con cojines emoticonos. Una sacristía loft. Un altar isabelino con novia virgen, un facistol en mueble castellano, un vaporizador de incienso a la última y en la vidriera un Pantocrator con la cara de bisonte de Santiago Abascal. Maitines por bluetooth.