jueves, 12 de noviembre de 2015

LOS FANTASMAS CON MIEDO DE "EL PAÍS".


Miguel Ángel Aguilar opinó en las páginas del New York Times. Dijo que la independencia de los medios de información en España estaba bajo sospecha y que sobre los periodistas estaba cayendo algo parecido al peso de la censura en otras épocas. Esa presión. Estaba hablando en concreto del periódico para el que escribe una columna desde hace la tira de tiempo. El País. La opinión de un hombre libre en un medio extranjero. Para tratar de contrarrestar el comentario o rebatirlo con algún tipo de argumento, El País lo puso de patitas en la calle a las 24 horas. Por si todavía nos quedara alguna duda. No sé qué más necesitamos saber sobre la deriva que ha sufrido esa mancheta de unos años a esta parte. Miguel Ángel Aguilar se incorpora por fin a la cuerda de magníficos profesionales que ya han dejado de sufrir bajo la rotativa de la banca. "Ahora" es el semanario que dirige por libre y al que imaginamos que podrá dedicar más atención a partir de "ahora". Y ahora, exactamente ahora, es el momento de no leer de El País (digital, por supuesto) más que las columnas de Grandes, Leila, Millás, Rivas, Vicent y Marías (últimamente también Jabois y Tallón, magníficos), y los chistes de El Roto y de Forges. Vaya, me doy cuenta de que todavía son muchos a los que aún no ha despedido el zombie tránsfuga de Cebrián. Al tiempo. Leerlos es como charlar con fantasmas estupefactos en un pueblo arrasado por las bombas. ¿Por qué no se van a otros paisajes? Supongo que porque los fantasmas también tienen derecho a tener miedo.

EL DESENLACE EN LOS JERÓNIMOS


El Tribunal Constitucional le ha dicho al Parlament que se pasa sus resoluciones por el forro de terciopelo de sus togas. A su vez, el Parlament le comenta al Tribunal Constitucional que no cae, que no lo reconoce, oyes. Que más que un Tribunal de nada parece la delantera de camareros de una boda de gala del PP. El soumiller de arriba, Francisco Pérez de los Cubos, el presidente de la cosa, tiene carnet del bingo fascista que digo y tampoco lo esconde, el tío ludópata. Los parla mentiras catalanes lo saben, claro, y están recusando el vino como si no hubiera un mañana. Unos por otros, la Constitución sin barrer, y por la megafonía del salón de convites y envites no se escuchan más que bravuconadas en la cocina y chulerías en la barra libre de las elecciones. A todo esto, la orquesta de viejos acabados que iba a amenizar el evento, La Orquesta Transición, no controla ni uno solo de los boleros transversales que les está pidiendo la peña: "Convergencia, por Dios, tú no sabes bailar chachachá", "Si tu me dices CUP", "Espérame en el Pleno", "Rajoy, no marques las horas"... Por la línea de puntos de la tarta nacional, un 3% de sablazo para Artur, el cuñado borracho, y la subasta de las bragas de la Democracia a cargo de los otros buenos partidos que han acudido a pillar el ramo de la novia y aplaudir en el enlace. Espera, que es una desconexión... Pues entonces el desenlace. En los Jerónimos. Sin paracaídas.