martes, 26 de julio de 2011

LA MARCHA DEL 24 DE JULIO: ILLA, ILLA, ILLA...


Pese a que la marcha transcurrió en un "ambiente festivo", como dicen todos los medios cuando no hay ningún muerto ni se le quema a ningún alcalde su casa, se chilló cabrón y fuerte. Había pancartas naif, otras más curradas y un despliegue de banderas de lo más variado. Prefiero las banderas de los tendederos de la peña en los barrios, pero allí estaban las republicanas, las negras, las comuneras, gallegas, asturianas, vascas... Estábamos todos, desde los bebés a los abuelos.... Bicicletas, sillas de ruedas, narices de payaso, anonymous, perroflautas, gatogaitas, alegres, serios, curiosos, intensos, turistas, cañeros, y los que más o menos éramos gente a bulto, más o menos indignados o no, más o menos cabreados o no, más o menos concienciados o borrachitos, pero que no queríamos perdernos una marcha como ésa, con todas las razones y en una preciosísima tarde de domingo en Madrid, por fin rompeolas de todas las Españas. Se tocaron las pelotas con espejitos enchufándole reflejos de sol a las ventanas carísimas del Palace y se empapeló a base de bien el banco de España. Eso sí, en cuanto se dieron cuenta del tuneao que le estabamos haciendo a la caja fuerte más fuerte de España mandaron una compañía de solìcitos antidisturbios muy serios a que posaran en plan muñequito y en fila por todo el perímetro. Fue gracioso cuando la peña los recibió con la banda sonora de la Guerra de las Galaxias, momento fuerzas del imperio, los malos: Trololó lololó lololó, TROLOLÓ, LOLOLOOOOOÓ... Qué caritas las de la madera, tragando cine. Y eso, se corearon buenas estrofillas porculeras. La mejor, con diferencia: "Illa, illa, illa, Botín... Hijo de puta". Te meabas. Todo el mundo esperando la rima (Illa, illa, illa, Juanito Maravilla, p.e.) y que no. "Illa, illa, illa, Botín hijo de puta". Qué ingenio la gente, por Dios. Supongo que fueron los mismos que luego se despelotaron delante del banco de Santander. Sí, señor. Nos lo pasamos bien. Sobretodo porque cogimos el rebufo de una banda dixie, como las de Nueva Orleans, la "Mengana Blues Band", y no paramos de bailar desde Atocha hasta Sol. Los amplis de las guitarras iban en carritos. Las partituras, pilladas con pinzas de la ropa en las espaldas del de delante. Y un repertorio de lo más festivo, como dicen los periódicos cuando no se le cuecen a ningún antidisturbios sus propios huevos en su propio casco de hacer cumplir las hipotecas de sus putos jefes. Quitando que vi algunos gorilas en la cabecera de la manifestación cuando se hizo la espiral para entrar en Sol por Callao, vamos bien. Los tipos éstos iban hasta arriba de injustificada adrenalina chunga contra la madera. Pobres, si se estaban portando fenomenal. Ni una sola provocación. Probablemente, los infiltrados de siempre, pero hacía una tarde tan buena... Supongo que ya se habrá tomado nota en la pizarra de los gorilas que digo. Nota de que por ahí no. Por ahí la cagamos. Y por arriba, en plan retrato progresista de un hirsuto (qué más voy a aportar yo), ni que decir tiene, el desalmado Botín, de gitano en una boda. Illa, illa, illa...