lunes, 18 de mayo de 2020

LA ÚLTIMA LECCIÓN DE ANGUITA (Por Pascual Serrano)


Si en estos momentos viniese un extraterrestre a España, o sencillamente un extranjero que nada conociese de nuestra política, y viese las reacciones en medios, redes, mentideros políticos y ciudadanos ante la muerte de Julio Anguita pensaría en su liderazgo en alguna organización política de millones de seguidores.
Este nuevo observador no podría imaginar que, cuando era el líder de una organización política, apenas le votaron ni el 10% de los ciudadanos, la tercera parte de la gente que votaba a Aznar y luego a Rajoy, que ese al que ahora aplauden su coherencia en los periódicos era machacado y destrozado cada día por los medios cuando era coordinador de Izquierda Unida, calificado de iluminado por sus adversarios políticos y, no olvidemos, traicionado cada dos meses por compañeros de su propia organización.

Cualquiera que ahora tenga menos de treinta años no entenderá cómo ese político tan admirado y coherente, y con un discurso tan incontestable, tenía una influencia irrelevante en el sistema por el cuál se decide qué políticos nos gobiernan.
La unánime reacción de aplauso y reconocimiento de la clase política, mediática y la ciudadanía ante la muerte de Julio Anguita será la última lección que nos habrá dado el líder comunista: que existe algo miserable en este sistema político, o quizás en la naturaleza humana, que logra neutralizar al hombre que con su  pensamiento nos muestra la verdad, la dignidad y la necesidad de levantarnos y que en vida de poco o nada le sirve en las urnas. Hay que reconocerlo y decirlo, la decencia de Anguita genera muchas loas y brillantes obituarios, pero en este país por cada uno que le hubiera votado, cien lo habrían hecho a un prevaricador, un estafador, un ladrón o un criminal. Es lo que ha estado sucediendo desde hace cuarenta años. La sociedad española, esa que ahora le aplaude como si todos ahora fuesen seguidores de sus principios, lleva muchos años matando a Anguita con nuestra hipocresía, nuestra insolidaridad, nuestro nihilismo, nuestra frivolidad y nuestro conformismo. Ojalá nos despertara tanta sensación de vergüenza propia como admiración.

Gracias a Pascual Serrano y a eldiario.es

DIARIO DEL CORONAVIRUS EN ALGÚN LUGAR DE LAVAPIÉS (66º DÍA DE CUARENTENA)


Para pasar de Fase 0 a Fase 1 parece que necesitamos Rastreadores para seguirles la pista a los que en un futuro den positivo en los test de contagio. Primero identificarlos y luego perseguir a sus amigos, familiares, camellos y amantes para prevenirles (?)  y hacerles a su vez el test de contagio. Nunca va a estar mejor empleada la palabra "contactos". Ni la pesca en las "redes sociales". Rastreadores implacables, sabuesos de novela negra, como aquel que era capaz de seguir una gota de agua en el océano (Dashiell Hammett). Por eso puede que no se necesiten entonces profesionales de la medicina, sino Cobradores del Frac, paparazis o sicarios con experiencia. En Lavapiés, por ejemplo, hay un tipo al que no hay que pedirle prestados más allá de cinco euros si no quieres verlo convertido en tu sombra al día siguiente. Hagas lo que hagas, allí está, y sabe adónde vas y de dónde vienes con SU dinero. Encuentra otro tipo así, enséñale a cambiar el concepto "5 euros" por el concepto "Infectado", y te rastreará lo que ha hecho cualquier pobre diablo con SU virus tan minuciosamente que dará miedo. En qué panadería se ha gastado 0'50 virus, a qué colega le ha devuelto 1'50 virus y en qué mesita de noche se ha dejado 20 viruses de vellón en vez de contagiar gratis a su parienta.

No teníamos suficiente con la "Policía de los Balcones", que ahora vendrán estos interrogatorios con flexo a nuestra agenda de "contactos" y el seguimiento literal (Followers) de los maderos de la salud (Healthy Cops) por dondequiera que se te ocurra publicitar tu figura en sociedad o abrazarte desconsolado a una farola. Kilroy was here. Kilroy was infected. Danger, don't touch. Gracias por su colaboración.

Colaboracionistas todos si nos pregunta un Healthy Cop: "¿Ha tenido usted "contacto" con Kilroy últimamente?"

¿No están siendo demasiadas coincidencias con los primeros capítulos del libro "Monte su Propio Estado Totalitario"?

Oh, ya deja de pensar... Son paranoias. Pero sí que deberían dejar de tocarnos los huevos con las terrazas, los aforos y las distancias físico-sociales de seguridad de su puta-madre... ¿A quién voy a contagiar con la boca llena de cerveza aunque no lleve mascarilla? ¿Puedo beber y contagiar al mismo tiempo? ¿Con cuántos sofistas entrenados durante meses de confinamiento puede discutir al mismo tiempo un camarero aterrorizado? ¿Se nos entenderá bien con la mascarilla? ¿Tendremos que quitárnosla para que queden las cosas claras? Dejad de confundirnos. El virus nunca trabajará a nuestro favor. Sería mejor que os limitarais a poner aspersores de cerveza en los parques, o vaporizadores, y que acabáramos ya con este estúpido juego de premios y castigos. Te queremos, Gran Estado. Necesitamos nuestro Soma. Aldous Orwell, te hemos leído y sabemos lo que va a pasar. Denunciaremos a quien haga falta. La guerra es la paz. La Fase 1 es más bonita que la Fase 0 para desescalar. El Neolenguaje es chachi. "Sueño que me desconfino". Que lo cante Juan Luis Guerra. Mataremos a quien impida que pasemos de fase. Dadnos nuestra cerveza. Que abra el Corte Inglés. Nunca me fié de Kilroy.

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(20: 25 p:m: Mierda de aplausos, pobres, tristes, de final. Ni siquiera ha aparecido "Vamos". Lo grité yo, pero el eco de silbido entusiasta abajo, invisible, por la fuerza quizá procedente de alguien joven, tampoco apareció. Creo que esto de aplaudir a las ocho está tocado de muerte... Aguantaremos lo que podamos)