martes, 2 de octubre de 2012

UN NACIONALISTA MÁS


Por el Siglo de Oro, más o menos, al pillo que distraía para su provecho la uva suelta que caía del racimo le llamaban "granuja". Granuja, de grano de uva. Al político que quiere hacer uva suelta de cualquier racimo y a eso lo llama "nacionalismo" también se le podría llamar granuja. Pero a Artur más. Granuja de sinvergüenza. Por facha, por incompetente, por bocas y por haber arruinado Cataluña hasta extremos impensables hace cinco años. Enfermos sin camas, pero embajadas de Cataluña hasta en Disneyworld. Funcionarios pasando hambre, pero millones de euros para poner en marcha la "selección catalana" de fútbol, como si no lo fuera ya La Roja... De pequeño se tragó el macetero de una palmera del Tibidabo y así le ha quedado la mandíbula y su visión de futuro. Con los dátiles que cague el president que vayan haciendo la línea discontinua de las nuevas fronteras, si el resto de los catalanes está de acuerdo. Sin querer dar (demasiado) por saco con la imagen: con toda la casa en llamas, hay que ser muy chungo para intentar convencer a la gente de que lo importante es salvar la caseta del perro (por si los franceses no tienen una ya). Y otra imagen: con lo mala novela que es España, hay que ser un charlatán del oeste (del este en su caso) para colocarle a nadie una separata y en otro idioma. Y otra más: con lo que chirría de folclore el LP España, hay que ser un Lauren Postigo sin corazón para obligarnos a escuchar el single "Cataluña" a todas horas. Que está rayado ya, Artur. Igual que se le rayó la copla de "Gibraltar" a Franco cuando la ponía a todo volumen para que la gente no escuchara el estampido de los fusilamientos. Franco, otro nacionalista como el catalán. Aunque Artur más. Otro día pinto a Franquito Urkullu. Qué pena de folclóricas. Y la Pantoja, ni española ya. Malaya, tú. No fotis.