lunes, 3 de diciembre de 2012

LA CANALLESCA BUENA (4)


Jordi Évole. Comenzó, o al menos se nos hizo visible en ese momento, haciendo un papelito de actor con recursos de guión entre el público en el programa de Goodsource (Buenafuente), El Follonero (The Troublemaker), como todavía se le sigue conociendo. Pero no me acababa de funcionar ahi. Era desagradable. Cumplía de "elemento de ritmo" en el programa justamente para romperlo y criticar al presentador o malmeter en el asunto que se estuviera tratando. El colega sincopaba. Era el vecino que golpeaba furioso la pared cuando más a gustito estabas. Pero de la impertinencia consiguió sacar petróleo. De la inoportunidad. Del exabrupto. Del palo en las ruedas con nombre de programa propio, "Salvados" (magnífico nombre). Y en un mundo de hipócritas, mentirosos, corruptos y malnacidos, la irrupción de Jordi Évole abordando a la peña relevante en cada asunto se llama... realismo. Lo aplicas a cualquier tema de actualidad y ya tienes a un político balbuceando, a un alcalde carraspeando y a un dependiente del Corte Inglés ahorcándose con la corbata. Delante de una pregunta directa planteada con naturalidad se fríen como vampiros al sol. ¿Por qué protege a los defraudadores? ¿Por qué votaron que no a publicar la lista de los que sacaron el dinero a Suiza? ¿Por qué liquidó la ley del Patrimonio? Vampiros friéndose. Anoche vi una reposición de un programa de comienzos del verano (más o menos). El paro. Las dos portavoces para el empleo del PP y del PSOE, dos pijas de mear colonia, se pusieron a moñearse como si nadie las estuviera mirando. Como si no hubiera nadie en el mundo. Ni parados, por supuesto. Dos repugnantes mindundis, tercera división, dándose estacazos de "oseas" y "marisco" con sus trajes de chaqueta y sus peinados de 200 euros. La cara de estupor del Jordi se acercó por un momento a los poemas más fieros de Miguel Hernández. Y ahí terminó el programa. Créditos. Pero creo que las dos "señoras" todavía siguen moñeándose en ese despacho forrado de Aranzadis. Perras ellas y perra la política en este país drogado. Un diez para Évole y otro para el equipo. Los temas que tratan son todos de mazazo y la edición es magnífica. Si no de qué ha corrido el rumor de que las eléctricas acaban de pedir la cabeza del Troublemaker. Eso es que está en el camino correcto. Donde empiezan a tenerle miedo. Ole sus ñitos. Que nos dure hasta que podamos meterles otra cosa que un canutazo de micro.