viernes, 22 de marzo de 2013

UN CIGARRITO, CUARTO PODER


Depende del juez, pero a la justicia no suelen gustarles las confesiones arrancadas bajo tortura. Con una picana eléctrica en el pezón puedes afirmar convincentemente que eres la hermana gemela de Bob Esponja, con lo que el juicio se ensucia luego una cosa mala con algas y testigos raros. Por esa misma regla de tres, ni los jueces ni la opinión pública deberían aceptar a la ligera ninguna declaración producto de la euforia o del relax en un alto el fuego. Ninguna confesión de un borracho. Ningún testimonio de un pirado. Ninguna afirmación razonable de un tipo con un pastelito "Pantera Rosa" asomándole por una oreja. Es lo que le pasa a Javier Guerrero, ex director general de empleo de la Junta de Andalucía, implicado en el escándalo de los ERE falsos... y fumador. El hombre sale de comisaría, de un juzgado, de una oficina gubernamental, y se echa como loco ese estupendo cigarrito que ha estado esperando unas horas. Ese cigarrito de relax con los medios. Ese cigarrito que le da la vida y le convence de que lo suyo no es para tanto. ¿Ochenta millones de euros estafados sólo por su parte? Caladita. Sonrisa. ¿Un millón de euros sólo para mis vicios? Caladita. Sonrisa. Codazo cómplice. ¿200 trabajadores fantasma que me he inventado para darle pasta a los colegas? Caladita. Sonrisa. Compadreo. ¿Casi mil millones en la estafa, así a lo gordo? Calada larga. Sonrisa franca. Carraspeo. Cómo está la jueza, ¿eh, colega? Y así va el hombre, de cigarrito en cigarrito con el cuarto poder. Es que de otra forma no se explica ese álbum de fotos que tiene Javier Guerrero en Google. Esa galería de instantáneas de un tipo al que han pillado con todo el carrito del helado, tan sonriente y feliz rodeado de periodistas a la salida de los juzgados. 

Ocho de la mañana. Conversación entre dos redactoras en la cafetería de la cadena, frente a la máquina de tabaco. 
-¿Adónde vas hoy, Mari? 
-A cubrir el interrogatorio de los ERE. 
-¿Ahora fumas Winston? 
-No, pero es lo que fuma Guerrero.