jueves, 19 de marzo de 2020

DIARIO DEL CORONAVIRUS EN ALGÚN LUGAR DE LAVAPIÉS (6º DÍA DE CUARENTENA)


Siguen aumentando las cifras de todo. La que menos la de los enfermos dados de alta. Parece que el barrio con más movimiento en Madrid estos días es La Almudena.

Humor negro aparte, la contaminación ha bajado radicalmente según los datos recogidos por Greenpeace, así que es un alivio, oye. Para el que pueda estar en la calle contagiándose del coronavirus es una buena noticia que puedan hacerlo con el aire limpito.

Últimamente tener un perro es algo más que tener un perro. Es tu perro-jet... Te puede llevar a cualquier parte de la ciudad y sin dar demasiadas explicaciones a las patrullas de la policía. ¿Nunca pensaste en esos súper poderes de tu perro? Cuando pase todo, deja de comprarle en la tienda el pienso seco más barato.

Parece que hubo una cofradía en Sevilla que estuvo a punto de conseguir el permiso para salir en procesión esta Semana Santa. La Cofradía de Poncio Pilatos. A su favor tenían la fervorosa costumbre de lavarse las manos continuamente. No coló.

Anoche, durante la cacerolada contra el rey mientras pronunciaba su discurso de mierda, asomaron los vecinos de enfrente. Madre e hijo. En su balcón, solito, él aporreaba un cazo con una cuchara, reivindicativo y solidario; en el balcón de al lado, su madre aplaudía muy animosa sin enterarse de nada. Un encanto.

El que anoche estuvo contra la corrupción del Emérito y de sus robos, pero seguía pensando que la Monarquía es necesaria en este país, también salió a hacer la cacerolada, pero en vez de darle al cazo con una cuchara usó un tenedor de los finitos. Lo digo porque la gente se divide y se nano esparce, por no ir todos en manada. Que si la cacerolada estaba convocada por partidos de izquierda, que si la cacerolada fue instrumentalizada por los independentistas, que si no hay que confundir al Emérito con su hijo... Esta cuarentena vamos a inventar la cacerolada con reticencias y el "mecagondios" con matices.

A ese respecto, el alcaloide que tenemos de preboste tonto y meapilas en el ayuntamiento, y al que llaman "Carapolla" por su cierto parecido cierto con un capullo y no floral, acaba de decir que todo el consistorio en pleno está con los reyes y que los madrileños debemos emocionarnos con los héroes, no con las cacerolas... "Carapolla" me parece muy poco.

Salimos a comprar al supermercado y vemos a Juan, el Loco, leyendo un libro enorme en un banco con su bici al lado. Está bien, nos dice, pero necesita palillos. De inmediato pienso que los necesita para tocar su batería imaginaria (air drum, que dirían los ingleses), pero no. Necesita palillos de dientes. Con todos los bares cerrados ha perdido sus fuentes de suministro. Eso me tranquiliza. Ha comido, come o piensa seguir comiendo. Salimos de la compra y le regalamos un paquete. Nos lo agradece tan efusivamente que me recuerda al niño que regalan un sencillo palo y se vuelve loco de alegría. ¡Un palo, un palo, un palo! Luego nos avisa de que volveremos al trueque y ya nos vamos, que somos cuatro con la bici y la policía puede llegar en cualquier momento.

En el lenguaje de los aborígenes australianos ¿cómo se llama el boomerang que no vuelve? Palo.

Volviendo a casa me cruzo con una de mis abuelillas lectoras del barrio. En su momento le encantó "Hola, Melón". Ahora me ha sonreído tímida a la distancia reglamentaria. Creo que se puso contenta de verme vivo. Los escritores son los primeros que mueren cuando hay que enfrentarse de verdad a un problema de verdad en la vida de verdad. Este no, mira. Qué majo. Y con una caja de cervezas.