domingo, 17 de junio de 2012

EL BUENISMO EN LA RADIO (2)


En la prehistoria de mi relación con la radio, estaba ya un programa que continúa hoy en día, "Hablar por hablar", de la SER. De entrada, nunca se le ha puesto un nombre más nefasto a un programa de radio. "Hablar por hablar". Parloteo, cháchara, molicie, incontinencias verbales inanes... Hablar por hablar. Si hay que verle la parte positiva del "hecho", compararlo con "andar por andar" (sano), "comer por comer" (necesario), joder por joder (imprime carácter)... Nada que ver con la promesa de vaciedades de un programa de radio que se llamara "Hablar por hablar", conducido por una tal Gemma Nierga. A las dos de la madrugada. Encima. Insomnes, enfermos, aburridos, opositores, viudas, exhibicionistas... ¿Hablando por hablar? Los cojones. Cada uno con su dramón y la de arriba en pura función enfática: "¡No me digas! ¡Pero, bueno...! ¡Ay! ¿Y qué hiciste? ¡Vaya! Te escucho..." Y a ver si alguien puede ayudarte... El que no se había encontrado en un contenedor una bolsa de deportes con diez millones (de las futuras pesetas), venía de enterrar a su hijo pequeño o a su gato Zacarías, que era buenísimo. Y tú ahí con las orejas hipnotizadas hasta las tantas asistiendo al crescendo vicario que se iba produciendo. Devuelve las pelas, hijo puta. Las pelas son mías, mamón. Tú no tuviste nunca un hijo, Mariano, que te he reconocido por la voz. Y el gato Zacarías era un hijoputa con pintas. Hasta las cuatro de la mañana. Con Gemma Nierga haciendo de monja operadora de radio en "Good Night, Vietnam". Una maravilla de buenismo en acción con unos cientos de miles de voyeurs del oído pendientes del siguiente violador que se había quedado impotente o de la funcionaria melancólica a la que la estaba acosando su jefe con gran éxito. Y luego la Cruz Roja insomne al quite con unos consejos que ríete tú de los que le daba Eva Von Braun a su maridito.

EL BUENISMO EN LA RADIO


Para mí, la definición conceptual del "buenismo", y de sus aventuras en los medios, fue un comentario de Iñaki Gabilondo en su programa de radio "Hoy por Hoy" a tenor de un desastre natural, creo que por Irán o alrededores, no hace demasiados años: "La noticia del día es el formidable terremoto que ha ocurrido esta noche en...". Impresionante. Cojonudo. Un terremoto "formidable". Una cosa magnífica. Pero luego vas al diccionario y lees que "Formidable" es algo muy temible y que infunde asombro y miedo... Y ahí está la clave del "buenismo", en ir por derecho a una cosa, con todas tus razones y toda tu buena voluntad, y acabar pareciendo... tonto. Porque el terremoto fue formidable, sin lugar a dudas, pero Iñaki se me quedó durante muchos años como la Monja Gabilonda... Con el tiempo fui pillándole mejor el discurso y no me gustó su marcha a Cuatro, sobre todo por la monja sustituta que dejaba, Carles Francino. Prejuicios aparte, secta Prisa aparte, no lo hizo mal el catalán. Con la tolerancia y la multiculturalidad de una monja laica en las misiones de la Democracia, el hombre supo decorar ese estudio de radio como para que ni unos (fachas) ni otros (rojos) se sintieran ofendidos en las entrevistas. Otro éxito más del buenismo y buen ojo para el humor en la sección de los especialistas secundarios de "Todo por la Radio". Ahora mandan a Francino a las misiones vespertinas de "La Ventana" y a la madre superiora Nierga le pagan el billete de vuelta a las mañanas para conducir, con Pepa Bueno, el nuevo "Hoy por Hoy". Si no empieza ahora de verdad el buenismo bipartito, que baje Polanco y lo vea. Poner a dos "buenas" en el mismo saco es una declaración de guerra desde el comienzo. ¿Quién será más buena de las dos? ¿A qué pobre le invitará mejor una que la otra? ¿Cuál de las dos nos enseñará mejor la teta de la Revolución Francesa? Con todo, qué gran chica de barrio, Pepa Bueno. Qué concreta ella vistiendo en los telediarios de la 1. Habrá que escuchar esos vestidos en Septiembre.