sábado, 21 de febrero de 2015

LA IZQUIERDA DESAFINADA


Ayer vi cómo un capitoste de Izquierda Unida en Madrid, Ángel Pérez (arriba), bisbiseaba lenta y meticulosamente, como una víbora vieja, contra Podemos y, muy concretamente, contra Alberto Garzón. Ninguna serpiente de la derecha lo habría hecho con más saña, con más maldad reconcentrada y rencorosa que el "camarada" Pérez... Tratar así a tus supuestos aliados contra la plutocracia, la injusticia y la desigualdad solo se explica con una grave perturbación ególatra de los ideales o con la picadura mortal de la ambición personal, esa carga viral latente que llevan dentro los patéticos profesionales de la política. Esa maldición que tarde o temprano se cumple, imperdonable e irremisiblemente. Como la edad. Un escalofrío retroactivo me hizo comprender en un segundo la estupefacción de las Brigadas Internacionales cuando vinieron a ayudarnos contra los fascistas, y los odios principales con los que se encontraron estaban esperándoles en la estación del tren, zona republicana: los españoles del comité de bienvenida y agradecimiento cantando la Internacional cada uno por su cuenta, separados y desafinando.