miércoles, 10 de mayo de 2017

LOS ROMANOV, LOS CEAUCESCU, LOS PUJOL...


La psicología y la fisonomía han hecho tanto por mí a lo largo de mi vida que no sé cómo agradecerles todos los errores que cometí con mis juicios de valor a cascoporro por una nariz, un mohín, una comisura, un pómulo, una mirada, un desplante... Eso sí, jamás sentí la más mínima empatía por el matrimonio Pujol. De él, su continuo enfado y estado de alerta. De ella, su sonrisa despectiva y su altanería. Ni empatía ni sentimiento de culpa por el prejuicio,  independientemente de la independencia que reclamaban. Se dedicaban a robar y a escupir desde arriba, así que importaba poco la fea cara de mangantes ensoberbecidos. En lo que respecta al estado, que devuelvan lo saqueado. En lo que respecta al honor, allá se las entiendan los catalanes con ellos en su orgullo. A los Romanov no les fue muy bien en Rusia. Tampoco a los Ceaucescu en Rumanía.