miércoles, 4 de agosto de 2010

MI BARRIO (41)

En mi barrio hubo una vez un mendigo pero sus hermanas le pusieron un hospital con cementerio por todo lo alto y no se le ha vuelto a ver. Aprendices de pordioseros sí hay, pero no piden por Dios. Los mejores puestos son los que están más lejos de las bodegas y eso lo saben los aprendices veteranos, pero hay un punto muerto entre la bodega de la calle de la Fe y la bodega de la calle Tribulete (los listos lo llaman equidistante y no le importa a nadie) en el que el pordiosero que pide se vuelve transparente, plim, y si se queda quieto no aparece en toda la mañana. Eso sí, darle dinero a un pordiosero en Lavapiés y esperar a que se saque un título de algo es todo uno. Por lo cual, nones, venga sordos, y ya sólo le piden a los turistas y provocando.