viernes, 25 de octubre de 2013

LA CATEDRÁTICA


Esta sopa triste de malicia y fealdad atmosférica es Edurne Uriarte, vasca, tertuliana adicta a Intereconomía y mobiliario fijo en la FAES. Uno de los méritos "académicos" que aportó para poder venirse de catedrática a dar clases de "ciencias" políticas a la Rey Juan Carlos en Madrid fue el atentado que le hicieron en el País Vasco, del que afortunadamente salió ilesa para casarse (¿con igual fortuna?) con el actual ministro Wert, maliciamos que el otro mérito académico añadido por la cosa de las influencias, aunque a estas alturas (bajuras) ya estén divorciados o en trámite de platos rotos. (Por cierto, qué ojo para los bichos el de Wert, primero con la iguana del Vogue Edurne Uriarte y luego, ahora, con la Reina Leona Primate, Montserrat Gomendio). A lo que vamos: una eminencia constatable, la señora Uriarte, a la que sólo le falta escribir la hagiografía de San Francisco Franco para completar su obra que, entre otros de título menos incriminatorio, incluye los siguientes libros: "Democracia, nacionalismo y terrorismo", "Contra el Feminismo" o "Desmontando el progresismo". Una figura señera en los ismos, las ismas, y las simas de la mediocridad más cerril de la derecha y en el peor baboseo reaccionario de los "debates" de "El Gato al Agua" a la que hace unos días pillaron espetándole a la guardia civil que procedía a multar el coche en el que iba esa frasecita tan rancia y de pistola en la guantera de: "Usted no sabe con quién esta hablando". Acompañando el argumento de autoridad con una alusión a llamar al propio ministro del tema para que se enterara esa pobre pareja de guardias civiles de con quién se estaban jugando los cuartos del código de circulación, el respeto a las folclóricas del plasma y la debida sumisión a las fuerzas vivas y mediáticas de este país. Tal cual, y en todos los cantares, que no me invento nada. Esta es la individua que opina y pontifica sobre la derecha, la izquierda, la democracia, las libertades y el toldo para fumadores del Tribunal de Estrasburgo. La que habla del pan, de los terroristas, de la ley de costas y de la condición luciferina de Zapatero. Esta gama de bicho. Esta intelectual... De ahí la etiqueta, el tag, de "canallesca mala". Y deberían ser santas pascuas, pero no quiero que se lleven una opinión deformada de ella guiados por mi subjetividad de rojo irredento (más de bares que de ideología, aunque supongo que también) sin que puedan completar su juicio con un texto de su puño y letra. Edurne Uriarte en directo escribiendo para "MujerHoy.com". No es exactamente un artículo político, dirán ustedes, pero yo creo que fundamentalmente es un Artículo Político. Ahí está la concepción del mundo de esta mujer. Si la mala hostia con que la he pintado arriba les parecía sospechosa, aquí tienen una polaroid objetiva para que la pinchen en cualquier árbol y ofrezcan una recompensa al primero que se vuelva a casar con ella (o similar, pero que la desvirtúe) y se la lleve a un cocotero de las Islas Mauricio para siempre... Objetivamente.

¡MI BOLSO! Por Edurne Uriarte

Una experiencia vivida hace unos días me ha llevado a concluir que estoy atravesando una época de un enorme equilibrio espiritual. Sin necesidad de un psicólogo que me lo certifique, porque he tenido una prueba contundente: mi reacción al horror de que un camarero arrojara ¡una copa entera de vino! encima de mi último bolso Gucci. Recalco lo de último porque como tal último es el más querido y lo de Gucci por lo que me había costado. Y ni así me alteré. Bien es verdad que se trataba de vino blanco y creía recordar que el blanco no manchaba y bien es verdad también que el camarero era muy guapo, datos ambos que explican parte de mi extraña respuesta. 

Pero ni una cosa ni la otra restan valor a lo extraordinario de mi calmada actitud, a que no me inmutara siquiera al observar los enormes chorros de vino que caían por encima de mi Gucci. Un espanto capaz de alterarme en cualquier otro momento. Y es que entre las tonterías materiales que me pueden irritar, y admito, por supuesto, que estamos hablando de pequeñeces, los accidentes de mis bolsos ocupan uno de los primeros lugares, más o menos empatados con los cafés que no están ardiendo, tal como lo especifico siempre. Lo que demuestra que pertenezco a ese amplio grupo de mujeres apasionadas de los bolsos que debe de ser comparable, supongo, al de los hombres amantes de los coches. Con la diferencia de que lo de los coches me cuesta un poco más entenderlo y lo de los bolsos hace que sienta un poco de compasión por los hombres, por lo complicado que es para ellos llevarlos, a no ser que seas gay y puedas hacerlo sin que te miren mal. 

Pertenezco es ese grupo de mujeres que una amiga mía llama Barbie Complementos. Y lo asumimos encantadas, nos divertimos siendo Barbies Complementos, no lo vamos a negar, aunque a veces nos critiquen por ello. Piensan algunos que esa pasión por los bolsos debe de tener algo que ver con la exhibición de estatus, como lo de los coches y los hombres, lo de la presunción de poder a través del coche, de su marca y de sus caballos. Puede que sí, que haya algo de eso. 

Pero yo le doy más importancia, mucha más, al simple placer de la belleza, a que algunos bolsos son pequeños objetos de increíble diseño y hermosura que puedes contemplar a lo largo de todo el día, y que, a diferencia de la ropa que llevas puesta, dejas encima de una silla y de una mesa y admiras, yo lo hago, mientras te tomas un café. Un pequeño objeto que disfrutas mientras lo tocas y revuelves en su interior y que mantiene intacta su belleza durante años. Y dejas encima del sofá o de una cómoda cuando llegas a casa, y su belleza, piensas, compite con un jarrón o con una escultura. 

Supongo que se trata del mismo placer que siente un amigo mío, que me enseña las fotografías de la colección de coches antiguos que tiene la suerte de conducir de vez en cuando. Los mira con tanta veneración como yo a mi Gucci, que, quiero tranquilizar a todas las Barbies Complementos, sigue impecable, porque, en efecto, el vino blanco no mancha.

(Uf, ya, claro... Pero seguro que es un artículo de antes de la crisis, de cuando la gente no pasaba hambre y no había tres millones de pobres y tal... Pues no, que es de apenas hace un mes. Del 7 de Septiembre de este año. Va el enlace al susodicho aquí, para que conste y quede, que yo sólo he hecho el corta y pega de arriba por facilitar su lectura in -mi- situ)