miércoles, 7 de noviembre de 2012

AMABLES COMPARACIONES

"Algún otro vendrá que te hará bueno". Si después de Hitler hubiera gobernado Rajoy en Alemania, los alemanes habrían dicho que en la política social con los homosexuales, los emigrantes y los viejos, la cosa había cambiado muy poco, y que el de Rajoy era un gobierno continuista. Eso sí, con una política exterior menos activa que la de Hitler, pero en lo básico, lo mismo, añadiéndole un matiz teatral  de pseudodemocracia y un cambio de aroma en el Zyclon-B, ahora Eau de Reforma Laboral, Eau de Sanidad Privada, Eau de Enseñanza Pública Kaputt: Alemania Spanien, Una, Grande y Libre, los emigrantes a "ducharse" o a sus casas, los homosexuales siete años en un campo de concentración (lo que han tardado en aprobar la ley que los "normaliza") y los viejos a morirse pronto, cojones, achtung, o ya les haremos nosotros la vida imposible (copago sanitario, desahucios, carpetazo a la ley de dependencia). Lo que los alemanes echarían de menos en Rajoy y hasta se lo reprobarían en manifestaciones, sentadas y pancartas frente a su Reichstag Moncloa, es que Hitler no era tan hipócrita ni tenía hilillos de plastilina negra en los dientes cuando hablaba... Y siguiendo con los parangones a mala hostia, vistas las atrocidades que está cometiendo el gobierno de Rajoy con la gente, el gobierno de Zapatero fue una gloriosa reunión de sabios y próceres que hicieron todo lo posible por mejorar la vida del pueblo: deducción de IRPF por vivienda, ayuda a los parados sin prestación, ley de la Dependencia, ley de la Memoria Histórica, ley del Aborto, ley del Matrimonio Homosexual, endurecimiento del código penal para pederastas, salida de las tropas de Irak, reforma de las cajas de ahorro, educación para la ciudadanía en las escuelas... Dicho de esta manera, como si echáramos de menos Verano Azul, ¿verdad? Pero más o menos fue así con todo, incluidas las dos ridiculeces llamadas Ley Sinde y Ley Antitabaco, con la pequeña salvedad de que mientras los ministros con su presidente de capitán de las sardinas estaban jugando a los boyscouts en los escaños de su feliz acampada en el hemiciclo, los Mercados nos estaban comiendo ya los hígados como a Prometeo, y aquí no se daba por enterado nadie. De acuerdo, fue el propio Zapatero el que se fijó en que ya no tenía casi hígado y que le habían mordido una cosa mala la bolsa testicular, cachis, y así se lo dijo a los españoles: Que parece que hay Crisis y que creo que voy a tener que joder las pensiones, congelar el sueldo de los funcionarios y modificar la Constitución (un poquito, la cosa de la soberanía nada más) para que los Hijos de Puta de los Mercados y las Agencias de Rating tengan claro que estamos dispuestos a pagar esta deudilla que acabo de enterarme que teníamos, oyes... Qué sofoco, compañeras y compañeros. ¿Por qué no dicen nada de las primas de riesgo en las "Memorias de Adriano"? Y ahí se jodió el gobierno de mentirijillas de la señorita Pepy's Luis Zapatero. Recogieron sus juguetes con tristeza y se dispusieron a recibir la paliza de los matones del barrio, Mercados y Fascistas, mientras que con ojos llorosos pedían lastimeramente perdón al vecindario/electorado por la que habían liado con sus fantasías de niños chicos. A esa actitud candorosa e ilusionada la llamaron Buenismo, y al mismo Zapatero, Bambi. Una pena todo... Pero ya pasó... Aunque me quedan tres rencores: 1) Que no hicieran nada contra los pelotazos inmobiliarios en su momento, ellos, tan rojos;  2) Que no aceleraran la Ley de Libertad Religiosa en los últimos días de Pompeya para que ahora no estuvieran hozando sueltos todos los obispos por hospitales, escuelas y clubes de hombres nocturnos; y 3) Que por su culpa se produjera la avalancha de toda la piara de la derecha a las poltronas de ayuntamientos, autonomías y gobierno central (tras unas elecciones, sí, pero sin programa y aterrorizando al personal). Lo que uno aprende de estas horrendas lecciones de historia, si acaso, es que la bondad en política, para ser eficaz, tiene que ser contundente. Milagros como panes, justicia fulminante y latigazos a los mercaderes en el templo. Porque la bondad sin contundencia se llama panfilismo, el estado mental idóneo para que te lleven al huerto. ¡Quiero igualdad para todos! Habla con los bancos. ¡Quiero libertad para todos! Habla con los curas. ¡Quiero trabajo para todos! Habla con los constructores. Zanahoria tras zanahoria, los malos sabrán llevarte a su terreno, acorralarte y devorarte en unas elecciones que no podrás ganar ni aunque vistas de monje trapense a Rubalcaba. Así estamos todos los de Verano Azul, hechos unos zorros, y quitándonos la cancioncilla de la cabeza a cabezazos con los antidisturbios.