miércoles, 11 de mayo de 2011

PEPEROS EN LAVAPIÉS







Ayer martes ocurrió algo curioso, como mínimo. En la entrada del Valle Inclán, mitin del PP. A las once y media de la mañana, más o menos. Con dos cojones. Unos tipos y unas tipas que jamás habían pisado el barrio, por supuesto. A destacar una viejecita con pamela y aires de marquesa. También otra, en casual dress, que bailaba. Pusieron a toda leche sus megáfonos y de aperitivo soltaron el himno de la gaviota. En Lavapiés. ¿Libertad de expresión? ¿A las once y media de la mañana y frente a la biblioteca atestada de la UNED, la de humanidades? No. A eso se le llama gamberrismo y provocación. Los titulares en la escasa prensa que se ha hecho eco eco eco del suceso hablan de boicot a un mitin, sabotaje a unos honrados militantes del partido conservador... La cosa fue distinta. Los primeros en salir a protestar fueron los estudiantes que estaban intentando concentrarse en la biblioteca. A ellos, evidentemente, se les añadió el vecindario. Aparte de los cinco o seis peperos "dirigentes" que estaban delante del micrófono, otros diez enfrente, aplaudiendo. Por como desaparecieron luego escoltados, todos llegaron juntitos en una minibús, creo. No eran más, aparte del gilipollas de M., un municipal fascista retirado que merodeaba cerca, manos a la espalda (todos los tontos tienen su pueblo, y al revés). Los que nos pusimos enfrente seríamos unos doscientos. Una respuesta discreta en la que se les gritó lo que se pudo. Estabamos en la calle y ellos tenían altavoces. Así que se gritó lo que se pudo y más. El más lo puso un vecino que salía del Carrefour de comprar huevos y les regaló dos unidades con mala puntería. El plus lo puso el tiparraco de chaqueta y corbata que nos mandó a todos a Corea o a Cuba a manifestarnos, que ellos estaban en su derecho de hablar de política de derechas en Lavapiés. En Lavapiés, un barrio rojo como el culo de un mandril. Como no cejábamos en nuestro empeño de decir lo que pensábamos en los límites de España, el mamonazo de la gomina soltó algo así como: "Si no queréis oír nuestros mensajes, no nos escuchéis". Tal cual. Delante de una bliblioteca. A media mañana. Un día laborable. En la calle. Con su megafonía a tope. Normal que pidieran socorro a los antidisturbios y a los municipales, que aparecieron en un pispás. Me da a mí que la palabra fascista no les agrada. Les hace caquita. Molaba ver la cara de algunos maderos que no se lo podían creer. Policías, sí, pero a muchos se les veía una media sonrisilla de estar pasándoselo de puta madre, mientras a los del PP les temblaban las canillas. Caritas de "¿A quién se le ocurre?". Caritas de "Toma, por chulos". Y así acabó la mañana, con un cordón policial impidiendo el paso de la gente hacia sus casas en la calle Argumosa para que una fila de aterrados señoritos pudiera salir de allí cagando leches. No creo que lo vuelvan a intentar, a no ser que vengan con sus intelectuales de los bates de béisbol, haciendo prólogo por delante... Es repugnante a lo que ha llegado la derecha en este puto país. Crecidos en la corrupción y en el amedrentamiento, España es suya. Y lo que todavía no, catamos, a ver si están drogados y conseguimos que nos acabe votando un borracho o el tonto de M... Y me quedé con la cara del tipo que nos mandaba a Cuba. Percival Manglano Albacar, secretario de inmigración del PP, consultor de la FAES, hijo del XX Barón de Terrateig, el tipo al que Correa le regaló un maletín de LOEWE en el 2008 para que la cosa de la corrupción fluyera elegantemente, el mismo tipo que en una entrevista afirmaba sin ponerse colorado que él también había sido inmigrante... Estaba llamando emigración a los máster que sus papis le habían pagado en la Sorbona y en la John Hopkins sin que se le cayera la cara de vergüenza. Percival, el muchachote. Percival, por Dios. Diciéndonos lo que tenemos que hacer con nuestra mala hostia en Lavapiés. El niñato de los cojones. Va un vídeo casero que más o menos ilustra la secuencia del imperdonable boicot de unos okupas y maleantes a unos paladines de la libertad y la democracia. Asco de gentuza. El de arriba, por supuesto, el esforzado Percival. Yo tampoco me he esforzado en sacarle más cara de gilipollas. El cretino es así. Y mis pinceles también son de izquierdas.