viernes, 16 de septiembre de 2011

CUADERNO DE ROMA (15)

Precisamente ayer recogí en la zapatería mis botas tras el viaje a Roma. Cambio radical de suelas después de haber estado en la UVI desde el lunes. A las de Alberti parece que tampoco les fue mucho mejor en las calles romanas. Qué ciudad para el calzado... Por cierto, que lo del "alma garaje, alma garaje inmenso" del verso final, no lo entiendo muy bien... A no ser que se le aplique al término "garaje" su condición restauradora, de espacio para reparar cosas. Entonces sí. Ya te digo. Y a Borromini que le den... por Salieri.

CUADERNO DE ROMA (14)

Dante aparte (prefiero la Comedia Humana de Balzac a la "Divina"), lo de Bernini en Roma ha sido abrumador. El artista más "sobrado" que he tenido la suerte de apreciar en vivo. Grandilocuente, fino, exagerado, minucioso, lírico, apabullante, soberbio, humilde, pendenciero, chulo, inconmensurable, un puto genio. El mármol se hacía vapor entre sus dedos, música de piedra. Y lo que llaman "Columnata de Bernini" en San Pedro, es la broma de hacerle la orla de santo a Dios, la peineta a un remolino o al revés. Bizco te quedas.

CUADERNO DE ROMA (13)

Me dio curiosidad el tal Trilussa y busqué alguna cosa traducida. Va un poema con cierta gracia del amigo, sin haber averiguado quien lo tradijo, lamentablemente...


¿QUÉ ES LA ESTADÍSTICA?

La que hace el recuento general

De los que nacen, van al hospital,

A la curia, a la cárcel o la fosa.

Pero para mí la cosa es más curiosa

Cuando hacen el promedio individual

En el que todo se reparte por igual

Incluso en la población más menesterosa

Y, resulta cierto y sin engaño,

Que según la estadística del año

Te toca un pollo y medio cada mes

Y aún cuando el pollo en tu mesa

Se halle ausente

Entras en la estadística igualmente

Porque hay alguno que se comió tres.


Y porque le hagamos justicia a Belli, un poema tremendo de los suyos, este sí traducido al español (o similar) por García Calvo. Belli escribió lo mejor de su obra en "romanesco", una deriva lúdica del italiano que vendría a ser algo parecido al cheli, la verba de la calle, una jerga populás y barriobajera que tenía su gracia, aunque choque un poco en su versión española.




LA SANTÍSIMA TRINIDAD




"Cá cosa tiene en el mundo su porqué,

hermano", ayer me dijo Fray Simón:

"a un becerro de Judea daban fe:

aquí, a un viejo, un borrego y un pichón.



El viejo es Padrediós con su tupé,

que es uno, cuando dos o tres no son;

Cristo figura de cordero fue,

que se dejó apiolar de mansurrón;



y el pichón quié decirnos que si un tanto

la jaula de la fe se le destapa,

adiós pichón, y allá Espiritusanto;



y luego esos doztrinos de la trapa

corren trás él, a ver si con un canto

le atinan al cogote y no se escapa".

CUADERNO DE ROMA (12)

En lo que nos dejaron ver del puerto de Ostia no apareció el agua en ningún momento. Por los mosaicos con temas marineros que había por todas partes, el agua estaba cerca. O lo había estado. Y que aquello tenía la pinta de haber sido una buena parada para el comercio, el fornicio y la expansión. Muchas capillitas y un cementerio de lo más respetuoso y cuidado, sí, pero tenían su cine, sus burdeles, su lonja, y unos pinares que daba gloria de verlos y pasearlos. Ah, y un espléndido laurel junto al cine que decía antes (vale, el teatro: véase Cuaderno de Roma 5). Los laureles que tanto prodigaban los romanos en coronitas y premios a sus poetas, aurigas y próceres victoriosos... Desde Madrid, damos hoy las gracias al Puerto de Ostia, a los romanos y al laurel mismo por las cinco hojas cinco que robamos y guardamos furtivamente en la guía turística con la ilusión criminal de hacernos unas lentejas a la vuelta. Lentejas imperiales. Qué ricas salieron, "ostia"... Y en lo que respecta a la Puerta de Trilussa, sólo añadir que el lugar se daba cierto aire a la Plaza del 2 de Mayo de Malasaña en su hora feliz más sociable, cordial y digestiva.

CUADERNO DE ROMA (11)

La "impresión" Fontana di Trevi fue la de meternos en un montacargas con una gigantesca tarta de bodas... y los invitados. Preciosismo barroco, pero con una agobiante falta de escala y colocado a dedo, sin mirar. "Pues donde terminaba el acueducto de Virgo, chalao'...". Ya, ya, pero podía haber terminado más pequeñito y en función... La imagen es la de esos niños que juegan con muñecos de diferentes modelos y tamaños en el suelo de su cuarto. En cualquier momento el Neptuno va a comerse a los comanches que le están haciendo la rueda (sin dejar de dispararle con monedas) como si fueran una ración de gambas. Por otro lado, darle las gracias al picaticket de la tumba de Cecilia Metella, que nos dejó resguardarnos a la sombra de su caseta de feria sin cobrarnos un euro. Con barbazas y pendiente, romano de toda la vida.