miércoles, 2 de abril de 2014

CONTRA MARINE LE PEN, MANOLO LA P...


En un revoltillo facial entre Jim Carrey y José Mota, Manuel Valls acaba de ser nombrado primer ministro de la cosa francesa. En la mutación reaccionaria de Hollande, todo le parece poco para mimetizarse con la derechona y captar sus votos más raros, esos que todavía no se ha llevado la rubia de Juego de Tgonos y sus tres dragones: Antieuropeísmo, Fascismo y Xenofobia. Contra Marine le Pen, Manolo la Polla, que es más exótico. Qué importa que los votantes de izquierdas se queden huérfanos. Qué importa estafarles. Costumbres hay. Y antecedentes. Y fideguá con polvorones en España, de la rancia derecha a la ultraderecha podrida. Todos mastican y en Francia no iban a ser menos. Así que Manuel Valls de primer ministro socialista de derechas. Bacalao en zumo. Hijo de emigrantes nacido en Barcelona, ahora de charnego girondino. ¿O es que las sardanas no son también girondinas? De giro a la derecha, como toda la izquierda europea a la que ya sólo dan cuerda los bancos. Un tipo que se declara de izquierdas "pero", como los que arrancan su discurso xenófobo con un "yo no soy racista pero". Freno a los inmigrantes, estado de excepción contra las revueltas y palo a los que protesten contra los transgénicos o contra las centrales nucleares. Uno más de los que pisotean la tradición de la izquierda como La Pantoja la de la copla, y sin que ninguno de los dos deje de progresar en la vida. O los faralaes por fuera, que seguro que Manolo la Polla se sigue sabiendo La Internacional (y el himno del Barça en catalán, en pie millonarios de la Tierra...). Fútbol y Pantojas aparte, si los propios y mal llamados socialdemócratas se apuntan al tsunami de la ultraderecha en Europa para rascar los votos de la ignorancia y la miseria, me da a mí que el irredento rojerío va a empezar a votar para otra parte. Trash Metal y a la mierda los yogures cero plus de la izquierda de derechas, esos partidos supuestamente progresistas de toda la vida en España o en Francia, y que ya no nos sirven absolutamente de nada frente al terrorismo financiero. Al peo el socialismo francés, el español y el Manifiesto Comunista que te venden en el Corte Inglés y en las Printemps, que ya nos buscaremos en las urnas alguna cosa radical con tropezones históricos de revuelta y que no pueda patrocinar ningún consorcio de seguros... Hasta hace bien poco lo de Hollande y Marine le Pen era un claro ejemplo de bipolaridad: él con los pantalones bajados y ella con las bragas en la cabeza. Con Manuel la Polla de primer ministro Francia sigue siendo bipolar, pero ahora con todo el mundo del mismo lado, braga-pantalón, dónde tengo el culo, y la gente sensata abandonada en un rincón, votando al aire, toreando de salón en una Democracia de salón. Todo muy francés, pero Manuel Valls bailando su sardana él solito, en su círculo íntimo de uno, circuncidado de sí, y ese pito por fuera que llaman dulzaina. Como si la sardana fuera un baile agarrado o el socialismo de derechas una opción, Jim Carrey.