domingo, 2 de febrero de 2014

EL SABIO DE HORTALEZA Y TAL...


Ahora que Aznar triunfa en Filipinas y Clemente arrasa en Libia (la hora feliz de los entrenadores mediocres y tiranos de gira por países democráticos de toda la vida), por aquí se nos ha ido Luis Aragonés, otro entrenador. ¿Mediocre? Ya no. Ahora es el inventor de La Roja. ¿Tirano? Ya no. Cientos de futbolistas han podido despedirse de él sin que los mandara a tomar por culo. "Mando más veces a tomar por culo que doy los buenos días", palabras del propio Aragonés. De todos modos, cada vez que han hablado estos días del ex seleccionador nacional como El Sabio de Hortaleza no podía evitar recordar su imagen soñolienta y patibularia en el banquillo de la selección mientras algún conjunto músico vocal de tíos en pantalón corto nos daba la del pulpo en algún amistoso. El Sabio de Hortaleza rascándose el mentón con la mirada perdida y los nuestros corriendo como pollos sin cabeza por el campo, también sabiamente. Todos de Hortaleza. Como los de Walt Disney, que están empadronados en Orlando. Por más que traté de escucharle una reflexión sabia o una respuesta inteligente en una rueda de prensa cuando estaba en "activo", me he quedado al final con las ganas y con esa imagen pastosa de un entrenador a disgusto, permanentemente molesto junto a los otros futbolistas castigados en el banquillo. De su actividad, mi recuerdo será ya siempre soñoliento, cuando no bronco y maleducado, precisamente de mal despertar. Pobre hombre, ahora que ha muerto. Descanse en paz. En su defensa diré que la selección mejoró en ataque un quinientos por cien cuando sucedió a Javier Clemente a los mandos (eso sí, Clemente entrena a Spiderman y Spiderman sale a empatar). Y que el hombre no pudo prever que a él mismo lo iba a sustituir un entrenador discreto, elegante y astuto como Vicente del Bosque con la inevitable consecuencia de que todo el mundo iba a ponerse a comparar inmediatamente. A mejor y adónde va a parar. Una manera de jugar de otra, y una manera muy diferente de ser y de estar. De haberlo sabido, seguro que se ahorra algún bostezo bajo palio. Y un par de miles "y tal...". Pascual. Lo dicho. Don Luis Aragonés, infinitamente mejor que Clemente. Y que descanse en paz. Pero que yo antes había pintado a Don Vicente.