martes, 15 de marzo de 2016

DE TARTESSOS Y TARTAZOS



Mi amigo Alberto lleva treinta años detrás de la pista de Tartessos y parece que por fin ha localizado exactamente su corazón urbano en una isla fluvial de Cádiz, en el término municipal de Medina Sidonia. Sólo necesita algunos permisos, un poco de dinero, y en mayo está metiendo pico y pala  en ese secarral (con geo radar) para que su obsesión se convierta en descubrimiento. Así, como suena. Por lo pronto, creo que ha empezado a fumar menos, por si Tartessos no está allí y tiene que salir corriendo... Pero no va a ser así. "Tartessos, un nuevo paradigma" es más que la revelación delirante de un iluminado. Déjate llevar por el hilo de esos argumentos minuciosos y lo comprobarás. Como lo han hecho ya los arqueólogos de culo gordo, que le han dado inmediatamente la espalda. ¿Que no está en la desembocadura del Guadalquivir, por Huelva? ¿Que está en una islita fluvial de mierda, en Cádiz? ¿Que nos quieres dejar a todos en ridículo? Pues más o menos. La precisión de relojero forense con la que ha trabajado entre mapas, mitos, leyendas, poemas y yacimientos hace que su investigación no sólo sea contundente, sino humillante. Y no se lo perdonarán hasta que no les demos con la escupidera de Argantonio en todos los morros. Su tartazo de Groucho a Schulten y compañía. Anoche, en el Círculo de Bellas artes, había arqueólogos alemanes y alguno del CSIC. Tras escuchar a mi amigo hubo uno que hoy va a paralizar cierta exploración en curso, por Doñana. Pasmado como todos nosotros. Si ahora mismo conozco y quiero y admiro al más que probable descubridor de Tartessos, Alberto Porlan, como lo fue Carter de la tumba de Tutankamón o Schliemann de Troya, le pueden dar por saco a las Columnas de Hércules (dos GPS de almadraba para fijar el paso exacto de los atunes), al mismísimo Fin del Mundo (Sierra de Fates -Hades-, en Cádiz), y me quedo con su amistad. La borrachera que nos vamos a coger cuando aparezca la primera boca de metro de Tartessos va a ser fina, colega.