sábado, 13 de octubre de 2012

CASABLANCA (2ª PARTE), LOS ROBOTS Y BRUCE WILLIS FORNET

Anoche volvieron a desalojar el edificio ocupado en la calle Sta. Isabel. Casablanca. Magerit, parece que era su segundo nombre. Estuve viendo el desalojo cómodamente desde mi casa, en un streaming de Audiovisol y a través de un enlace con El País. Sí. Esta es la revolución de las pantallas, la de los cócteles Molotov presionando la tecla Supr, la del compromiso dándole a la tecla madre Enter. Yo también estuve en las previsiones de la policía. Día de fiesta. Lluvia. Noche. Los Bakunin están en sus casas. En la pantalla partida se veían a la izquierda los andares y comentarios de una chica que se incorporaba a la protesta con su vídeo carburo de minero por delante, y a la derecha un plano algo más fijo donde un tipo con anorak rojo conversaba o trataba de hacerlo con una fila de maderos Ninja (tapados hasta arriba) bajo la lluvia. Algún que otro huevo tirado desde un balcón. Los tartamudeos de la chica a un lado (también insultos por lo bajini) y palabras de agua, ininteligibles, en el otro lado. El raccord de las dos pantallas era básicamente el silencio, la noche y una lluvia ligera. Al tipo del anorak rojo por fin se le entiende que le han pedido el DNI y que tardan en devolvérselo. Ahí sique él bajo la lluvia y esperando. Porque a él no se le identifican los maderos. Se niegan. Ni nombres, ni números de placa. Maderos Ninja. Usted espera a que comprobemos en Gran Hermano que su carnet está en orden, pero nosotros no estamos obligados a portarnos según las leyes del estado de derecho. Somos Maderos Ninja. Está todo grabado. No sé lo que harán con eso, pero esas imágenes apestaban a fascismo. A sicarios de los caciques entrando en las casas de los campesinos rebeldes por la noche a meter miedo, a secuestrar, a "cumplir órdenes". La policía vuelve a estar en entredicho como en los tiempos de Franco... Pero me niego a pensar que vuelven a ser los descerebrados grises con cabeza de robot que mandaba Fraga a hostiar estudiantes en la Complutense. Esta gente está preparada. Saben lo que es la Democracia. Han logrado que su reglamento interno consiga parecerse a cierto código de honor al servicio del ciudadano... Pero según subes en su escala jerárquica, van apareciendo policías "vinculados", policías con mando y contactos, policías con amistades políticas, policías Brazo Armado, canas y aspiraciones. Reciben órdenes directas del gobierno y las cumplen. No de un juez. De un político. Y los políticos no tienen la más mínima relación con la justicia, sino con la política. Con el poder. Así que les están obligando a meterse su código de honor por el culo. Sencillamente. Tal y como es su preparación, la policía obedece sin rechistar a sus superiores en el convencimiento de la legalidad y pertinencia de las órdenes recibidas. Ésa es la disciplina práctica en la que basan su operatividad y eficacia. Pero ahí tenemos las leyes de la robótica de Asimov... Creo que eran tres y que podían resumirse en una: "Un robot nunca podrá hacerle daño a un ser humano". Obediente al cien por cien, pero nunca hacerle daño a un ser humano. En la novela de Asimov a la que me refiero, el asesino le pedía al robot que le diera su brazo, literalmente. El robot obedece, desatornillándoselo, y ahí tenemos el arma del crimen... Consecuencia: el robot ve lo que ha hecho el asesino con parte de su cuerpo y se vuelve loco. Ha incumplido su ley principal. Siguiendo con el ejemplo, el Brazo Armado que está usando en estos momentos el gobierno, ése que están obligados a "dar", está incumpliendo el código de honor de la policía. Y se están volviendo locos. Lo hemos visto en las manifestaciones del 15M (les daba vergüenza estar allí), en las concentraciones del 25M (los azuzaron con picanas eléctricas) y anoche en el desalojo de Casablanca 2 (¿quién les ordenó que no se identificasen?). El señor de arriba es José Manuel Sánchez Fornet, secretario general del Sindicato Unificado de Policía. Con otras palabras que las mías, advierte donde le dejan del atropello y la humillación que están sufriendo sus compañeros por parte de los políticos y de sus mandos corruptos. Sin dejar de ser un policía (el bueno, en este caso), está con la gente. Con los seres humanos. El hombre da la cara con inteligencia y hasta con sentido del humor. Le repugna el abuso que sufren sus compañeros cuando los ponen a apalear ancianos, pero tampoco los echa a los pies de los caballos si la carga policial ha sido contra peña violenta (sí, también nosotros tenemos desbocados). Me cae bien el menda. Lúcido, humilde, solidario con los suyos, paisanín, y me da que no se hizo policía por ningún complejo, como muchos, sino por voluntad de servicio, como debe ser, hostia. Sabe de lo que habla y probablemente también está al tanto de las leyes robóticas de la madera. Cuando vuelva la Democracia a este país, sugiero que le nombremos Jefe Sensato de Policía. The Cool Cop. Bruce Willis Fornet en la Jungla de Cristal de Madrid. El Foro de Cristal. Y el edificio Nakatomi en la calle Génova.