lunes, 16 de abril de 2012

VUELTA A LAS RAÍCES


Hay una expresión andaluza, probablemente solo malagueña, que indica negación, abstención, indiferencia y nihilismo de paisano cuando alguien trata de implicarte, condicionarte, interrogarte, coaccionarte o camelarte, y a ti como que no, de ninguna manera, nanay, mirusté: "Boquerones en Vinagre". Para ese alguien y para todo lo que quiera de ti ese alguien. Boquerones en Vinagre, oiga. Que paso de usted, de todo lo que representa, de todo lo que venga de usted, de su árbol genealógico y de las ramas que se le caigan en la poda. Boquerones en Vinagre, colega. Voquerones en Binagre, zalao. Conmigo no. A otro perro con ese hueso de plástico. Boquerones en Vinagre a la Crisis, a los Mercados, a Europa, al Gobierno, a la Casa Real, a la Ministra que Endulza los Venenos en Loewe y al Comentarista que se hace la Raya en Medio con el Coxis de Franco. Boquerones en Vinagre para todos, menos los boquerones en vinagre de verdad, los buenos, los que también quieren prohibir estos gilipollas (como si el anisakis lo hubieran inventado en el Hola de la semana pasada): esos boquerones de puta madre, recién pintados, para los míos. Tableta Wacom y lápiz óptico en óleo, mayormente, aunque también con su poco de acuarela y, cómo no, punterito de arrastre. Qué gusto pintándole los ajitos y el perejil. Salud, Tomás. Creo recordar que en la etiqueta "Comida" también los pinté fritos. Pues sí. De Málaga que es uno, leche.