miércoles, 24 de febrero de 2010

MI BARRIO (18)

Mi barrio tiene sus jubilados y sus vagos y sus parados y sus drogadictos. Los drogadictos de mi barrio son mitad niños, mitad muertos, y son muy amigos de la tabla periódica de los elementos. La estudian todos los días por si de pronto avisan de que los amaneceres ya son de noche o de que las noches se hace saber que son de goma. Entre que les llega la noticia o les llega la policía, los drogadictos de mi barrio fuman lo que cae y se caen con lo que sube. Con eso y con que los amaneceres los van dejando sin dientes y sin familia, apenas se les entiende un resultado de fútbol o si te están pidiendo dinero para un café antes de ir a comprar droga, con lo nerviosos que se ponen con el café hasta que no se lo toman con porros. Los porros son un fruto de sartén marroquí que se hace vuelta y vuelta y se asume por un solo lado hasta que cierras los ojos y te ríes de la noticia. Los chinos ya se hacen con negocios, papel albal y una superhéroe. Los drogadictos de mi barrio un día están y otro a lo mejor no, o porque los llevan al colegio o porque se van al otro barrio y ya no hay metro para volver. En lo que tienen de mitad niños y mitad muertos, los drogadictos de mi barrio también tienen algo de Dios.