jueves, 29 de agosto de 2013

EL SEPARATA DE GIBRALTAR


No estamos en Navidad y ya están dando por saco las colonias. Hugo Boss Gibraltar, tu perfume desde 1713. La nueva campaña de los publicistas del fascio para que distraiga la atención sobre la otra peste, Eau de Bágcenas. Ya hedía con Franco lo de Gibraltar, pero se ve que la rata atufa cada vez que la desentierran. La mona muerta. Independientemente de la independencia de los nidos de piratas independientes, a mí la Roca no me suscita especiales ardores patrios. La tenía integrada en mi paisaje de niño como una silueta inglesa en el horizonte las tardes claras, y a día de hoy -oscuro el mañana- no ha cambiado gran cosa desde Lavapiés. Dimes y diretes de la escabechina histórica, latrocinios, derrotas, victorias y despropósitos por delante. El Sáhara, Andorra, Mallorca, Ceuta, Olivença, Filipinas, Gibraltar y el alcalde de Machu Pichu. Acaso, un poquito si acaso, porque es Inglaterra, y a ese país no le tengo yo pasión, mira... La naturaleza del escorpión. La Pérfida Albión. Inglaterra pirata, el capitán Brook, la infamia de la Armada Invencible degollada en las costas, Nelson perdiendo su brazo en Tenerife por compensar, la porquería del roastbeef, Margaret Thatcher, etc. Y ahora este primer ministro de Gibraltar. Le miras el currículum y no es un político, sino un comercial de banca. Le miras el aspecto y no parece un inglés, sino un malaguita. Y le miras el nombre y no parece de ser humano, sino de cuento para niños: "Fabián Picardo va al Oeste", "Fabián Picardo y los Gansos de Oro". O de un queso de cabra exquisito: "¿Has probado el Fabián Picardo con membrillo?" O de unos zapatos: "Me he dejado el sueldo en unos Fabián Picardo, pero es como si no llevaras nada en los pies...". O de un vino carísimo: "Un Fabián Picardo reserva dice mucho de su inteligencia". Fabián Picardo, el comercial de una inmobiliaria o de una agencia de seguros vendiéndoles cuentas bancarias a los piratas. Y dando la cara por ellos ante los vecinos como un Danny de Vito simpático y convincente. Y malaguita. Como los sitiados en El Álamo mandando un borracho gracioso a parlamentar con el general Santa Ana. El guiri que sólo habla mejicano de barra y que le transmite al generalísimo lo que le chilla una mona loca en la oreja... Porque son ingleses, que si no me reía con más ganas todavía de las caras de circunstancias y "altura histórica" que ponen los adefesios de Rajoy y Margallo delante del vendedor a domicilio de la Enciclopedia Británica, separata de Gibraltar, Fabián Picardo, qué melocotones.