miércoles, 15 de agosto de 2012

CAÑETE, EL PRUDENTE

En la idoneidad de los ministros de Rajoy, y salvando el caso señero de Ana Pastor, una médica haciendo carreteras, destaca también el ministro de Alimentación, Agricultura y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete. En lo de Alimentación, el hombre es voluntarioso y castiga su cuerpo sometiéndose a catas y a pruebas por doquier en aras de todos los españoles. En lo de Agricultura, el hombre ya se fue a Cádiz a casarse con la hija de Pedro Domecq, por aquello de ser uno con la uva y entrar de lleno en la política por la puerta grande de una bodega y el dedito de su suegro. Pero en cuanto a Medio Ambiente, incendios, parques naturales y que no nos quedemos sin las islas Canarias, Arias Cañete prefiere una buena corrida de toros y lo demuestra. Al hombre tampoco le gustan los inmigrantes, que ni son agricultura (más que para dejarlos plantados), ni se comen (son exóticos y no hay quien los trague, aunque se está estudiando endulzarlos a hostias), ni embellecen el paisaje ardiendo bonito en lontananza (es el problema de estar quemados de antemano). Lo que más me gusta del personaje es su cosa oronda de ministro franquista (en barba puntiaguda y mirada de Gargamel, Mayor Oreja), su tonelidad de enchufado, su rango de amigo de Sazatornil o de Martínez el Facha: "¡Eso nos lo arregla Cañete, que para eso lo pusimos de ministro!". Un abogado del estado. Esa gente divertida, alegre e inocente que se casa con una Domecq por amor a la vida y al esfuerzo. El cascabelillo de los derechos de los agricultores. El experto madrileño que pelea por los acuerdos de pesca de la flota española para que a él mismo no le falte una Lubina de Sudáfrica en su reservado de "La Dorada" a costa de los impuestos de todos los canarios, por ejemplo. El jarrón chino de Franco hasta arriba de vino de Jerez y que no se presta ni para apagar una puta colilla, que no hay presupuesto, ni ganas. Sabiendo como sabemos que a este tío lo tiras desde un hidroavión (¡Cañete va!) y del tsunami que monta El Teide se queda en un patito de goma, asomando sólo la punta. Dicho por un ATS de San Lúcar de Barrameda, que ahora mismo está en paro, el colega tiene el sistema circulatorio que parece el parque acuático del fino La Ina. Y con la de años que lleva este tío chupando del frasco (literalmente, pero en política también, a costa de todos nosotros), añádele tú a eso que la experiencia es un grado. Otro más a sumarle al fino. Y va a ser por eso que el hombre no intenta apagar nada... Por prudente. El Cañete.