lunes, 30 de enero de 2012

PERO QUÉ VERGÜENZA Y QUÉ SINVERGÜENZAS

Acaba de presentarse el logo con que este Madrid degenerado y reaccionario abanderará su candidatura olímpica para el 2020. Lo primero, que en el dibujo pone 20.020, y eso ya es retrasar mucho unas Olimpíadas. Lo segundo, que Madrid es con mayúsculas y sin acento en la "i". Lo tercero, que la bandera del Arco Iris representa otra cosa. Y lo cuarto, y último, que si eso está inspirado en la Puerta de Alcalá, yo soy la hija secreta de Chuck Norris. Para cogerse el AVE y no volver. Qué ESPANTO y qué TRISTEZA. ¿No había un diseñador? ¿No había un dibujante? ¿No había nadie que supiera contar? ¿No había nadie que hubiera estudiado en una escuela la E.G.B.?

¿NECESITAMOS OTRO TIPO DE PSICÓPATAS?







Ayer había un reportaje estremecedor en EL PAÍS SEMANAL: psicópatas y asesinos en serie. Unos grandísimos hijos de puta con problemas mentales. ¿Se tiene un problema mental por ser un hijo de puta o se es un hijo de puta por tener un problema mental? En la causa efecto cerebral hay, al parecer, zonas que a esta gente se les apagan o se les iluminan mal en el escáner polaroid: la zona de la moral, la zona de la empatía, la zona de la sociabilidad... (si existen realmente esas zonas y están delimitadas con claridad, la neurología se ha convertido en una secretaria del determinismo y yo me oriento por el musgo en los árboles). Así, en el "usted está aquí" a esta gente se le iba la flecha a negro en las pruebas médicas. Lo que vulgarmente se ha conocido siempre como "que se les va la pinza", y el escáner te lo nota. Independientemente de sus orígenes, infancias y puntos ciegos cerebrales, todos estos psicópatas descerebrados (en parte) comparten el mismo tipo de fijaciones en sus víctimas: peña indefensa, débil o confiada. Lo de siempre: niños, mujeres, ancianos, familias enteras en la paz de su hogar y, de pronto, hay un señor en el salón con un hacha. Unos perfectos hijos de puta y, encima, cobardes. No es que necesitemos otro tipo de psicópatas (ni más valientes ni más cuerdos), pero quizá sí alguno que otro con predilecciones distintas a la hora de elegir a sus víctimas. ¿Y eso? ¿Qué chorrada es ésta? Cuidadito. No sé. Estaba pensando en perfiles más concretos y menos asequibles. Por las víctimas. Por cambiar el espectro. ¿Qué tal un asesino en serie de políticos corruptos? ¿Un carnicero de banqueros alimañas, uno detrás de otro? ¿Un depredador de jueces comprados? ¿El homicida más chungo para policías mafiosos? ¿Un caníbal de concejales de urbanismo? ¿Un Jack el Destripador de maleducados analfabetos en televisión? ¿Un chalado que se dedique a cortarles el pito con cortauñas a todos los curas pederastas? ¿Un zumbado que les rellene el culo con arquitrán ardiendo a todos los empresarios que se llevan la pasta a paraísos fiscales? Hablaba de eso. O lo pensaba. Mientras no llegue el Capitán Trueno para hacer que gane el bueno (Asfalto), reconoced que un tío de esa guisa también tiene su canción. Luego no duermo, pensando que le estoy dando ideas a cualquier loco... Ya, pero ¿quién temería a ese loco? ¿Quiénes estarían acojonados de verdad con ese loco? No me darían ninguna penita. Mira por dónde, acaba de venirme a la cabeza la tontá del gorila cascapelotas, que se escapa del zoo y todo el mundo sale huyendo despavorido. Un despistado pregunta por qué están corriendo con esas caras de susto pánico violeta infarto. El gorila cascapelotas, que se ha escapado. ¿Y qué hace el bicho? Como su propio nombre indica, te casca las pelotas. ¿A todo el mundo? No. Sólo a los que tienen tres huevos. Pero... Pero entonces por qué preocuparse. Lo normal es tener... ¡Primero te casca las pelotas y luego las cuenta! Pues eso. En un por ejemplo, que ya estoy viendo a dos curas corriendo con las sotanas arremangadas. Uno tiene dos huevos. Pero el otro viola niños. Y el gorila cascapelotas se cansó de esperar al Capitán Trueno.