sábado, 18 de abril de 2020

DIARIO DEL CORONAVIRUS EN ALGÚN LUGAR DE LAVAPIÉS (36º DÍA DE CUARENTENA)


Primera sangre durante el confinamiento. Se me ha reventado un grano... Y no pasa nada. Se ve que no tengo los sentimientos lo suficientemente magnificados todavía por el encierro como para escribir alguna metáfora forzada o hacer una comparación odiosa, pero me extraña que nadie llame a la puerta de casa. A lo mejor luego, cuando salgamos a aplaudir. Seguro que los vecinos me miran solidarios. Con discreción, respetando mi intimidad, pero solidarios... Os quiero. Vecinos... ¡Vecinos de Madrid...!

Quienes estudian lo que gastamos en los supermercados y cómo lo gastamos tienen en su etiquetado para tratarnos como ratones la que llaman "Compra Búnker". Latas, legumbres, arroz, aceite, agua, etc. Si pusieran crucigramas de más de diez mil piezas junto a los paquetes de arroz en el supermercado también los compraríamos, parece. Nos tienen muy estudiados estos hijos de puta. Que prueben a vender temarios de oposiciones a Notarías junto a los paquetes de arroz, que ahí se quedan... Los listos.

También nos están estudiando en secreto psicólogos, sociólogos, economistas y dictadores. Nunca han estado más quietecitas sus cobayas. Cualquier día me pongo los pantalones por la cabeza en el balcón y les corroboro alguna tesis en falso sólo para que se jodan... ¡No estoy tan mal como para ponerme los pantalones por la cabeza y corroborar alguna tesis en falso sólo para que se jodan!

Los ingleses tuvieron ayer 888 muertos. Disculpadme el cinismo, pero creo que alguien se ha forrado hoy en las apuestas.

No hay deportes en ninguna parte del mundo, pero los ludópatas siguen ahí y con más tiempo libre que nunca, ¿qué quieren que hagan?

El otro día escribí algo parecido a un twit en wasap un poco meme: "Es alucinante lo que está pasando con la levadura en los supermercados, pero por fin se explica por qué lo llaman Pandemia". No iba firmado, por supuesto. Cuando pasen los siglos, espero que alguien reconozca mi caligrafía digital en los muros de Pompeya.

Vuelvo a los supermercados, vuelvo a los ratones, vuelvo a los estudios secretos que están haciendo sobre nosotros para vendernos después, cuando les convenga, una nueva chocolatina con sabor a plaza concurrida de pueblo o una Democracia que desinfecte más blanco... Tengo que centrarme en esto. Tengo que centrarme en esto. ¿A quién le estarán aplaudiendo los de Nerja desde el Balcón de Europa?