martes, 5 de junio de 2012

TRES ESCRITORES PATRIOS EN MI TRINCHERA


Novelas aparte, me gustan los tiros que pegan estos tres señores de arriba en los periódicos. Marías gasta unas malas pulgas de cuidado en su columna del País Semanal. Estopa y buen castellano contra curas, políticos, banqueros, envidiosos, escritorcillos, hordas, jaurías, tertulianos y mala gente en general... Perdonándole sus melindres anglosajones, esa columna es un rodapiés, por los fregados en que se mete y la inconsciencia de cochecito loco de bomberos que le echa. Esa misma prosa tensa y pulcra la podría emplear en su literatura, que se me cae toda ella dentro de un bostezo de condesa a las cuatro de la tarde. Pérez Reverte vive tan pancho en el suplemento del ABC y aunque sólo sea por comparación con sus compañeros de viaje (Herrera, Prada, Posadas, Claudio Coelho), está hecho todo un macho alfa. Comparte objetivos militares con Marías: chusma mediática, petardos, petardas, politicastros y baja estofa en general. Me gusta por escritor a la antigua y periodista encanallado, navajero, como aquellos críticos que clavaban la suya en la mesa, junto a la máquina de escribir, y la hacían cimbrear antes de despacharse con el último estreno de teatro en el periódico El Sol, por ejemplo. Posta lobera contra los hijos de puta. Y Vila Matas, el evanescente y metalúrgico metaliterario Vila Matas. No sé por qué no lo publican ya traducido directamente al alemán o al checoslovaco. Pero me gusta. No me vale para zumbarle dos hostias a un banquero (tampoco Marías), pero me gusta. Los planes de escape que propone sin quererlo. Su amor de madre por todos los escritores especialitos que en el mundo han sido. Su permanente aire de irse a pegar un tiro para que te jodas... No sé si con estos mimbres narrativos sale una crónica muy fidedigna de lo que está apestando en el país (habría que pensar en un Galdós, un Valle, un Larra...), pero al menos sé que los tendría en mi trinchera, si la cosa se lía. Marías sería perfecto de espía (se está volviendo cada vez más borroso), Reverte sabe manejar un kalashnikov, y Vila Matas sabría de qué pie literario cojea el enemigo o estaría excavando un túnel ideal de la muerte para sacarnos a todos de allí. Lo que no sé es si podría contar con alguna señora escritora de matiz izquierdoso. Tal vez Maruja Torres, por lo guerrera que está últimamente. Tal vez Almudena Grandes, por la mala leche que destila también últimamente. Ninguna por sus méritos literarios, me temo, así que lo mismo me daría llamar a mi prima Pili o a mi tita Sari. Y de ningún modo, ni literaria ni personalmente, haría guardia en ninguna garita con Lucía Etxebarría, que me denunciaría por acoso. Tampoco compartiría rancho con Elvira Lindo, que está exquisita con su hombre lobo (Muñoz Molina) en New York, y escribiendo bobadas de maruja en una peana. Ni saldría de patrulla con Rosa Montero, que salvaría antes un gatito que mi culo... Después de este repaso, noto que me faltan algunos nombres propios de la muy noble izquierda... Millás, Rivas, Atxaga... ¡Trapiello! ¿Trapiello es de izquierdas? No creo que tenga tiempo... Tal vez mañana, sus rostros en la batalla pensando en mí. Y que nunca haya podido terminar una novela del susodicho...