martes, 16 de agosto de 2011

LA VIRGEN OVÍPARA

La Virgen de la Paloma es la virgen polaroid de Madrid. Un lienzo digital que se encontraron unos niños en un palomar. Si se lo llegan a encontrar en una bodega, nos sale la Virgen de la Barrica, pero la historia es la historia. Otra virgen ovípara que ha recalado recientemente en la capital (sito iglesia de San Lorenzo) es la Virgen del Cisne, creo que de ecosistema ecuatoriano, pero no la pasean con la misma pompa y pluma que a la castiza. Anoche me la topé dos veces en su mete y saca del templo, bomberos mediante. Las urracas de mantilla daban miedo. Los cuervos de los medallones también. Pero la banda de música molaba. A la que los dejaban ponerse chulos te arreaban con un pasodoble que había que pararle los pies al del bombo para que no se llevara la fila por delante. Y lo mejor, las barras. Los camareros pendencieros, como está mandado, la peña despendolada, a tenor, y la música hilada de garito en garito (caña por un tubo), cuando no al detalle pirata del pinchadiscos furtivo de turno. Flipamos con un bareto, "Cara B", que se soltó la melena con lo mejorcito de los "disturbios" en Londres. The Clash, Sex Pistols, y de ahí para arriba. Cañita a euro y medio. Precio subversivo. Hay noches que a Madrid dan ganas de abrazarlo enterito. Por asociación de ideas con la Paloma, la pechuga de arriba. Pena de gays varones, oyes...