miércoles, 16 de febrero de 2011

LA ANTIGUA TABACALERA

Al dibujo lo llamé "Senegal" instintivamente, del mismo modo en que lo hice. Puede que tenga algo que ver con la exposición que vi este domingo en la antigua Tabacalera de Madrid. La parte de "Fricciones". Fotografías multiétnicas, muy variopintas ellas. Interesante, la cosa. Tanto como el edificio en sí. Más que los pasos de curritos en mono con cartones y fardos con hojas de tabaco, allí todavía resonaban los pasos de la postguerra o de cualquier fantasma peor. Y un biruji de rilarse.

ENLOQUECIDO REY A SOLAS

ENLOQUECIDO REY

Enloquecido Rey a solas,

Mengua tu reino

Y tu cara desaparece, rey nictálope,

Asesino.

Tiembla una estrella, rey cadalso,

Rey, tu momia caliente, la frente amarilla,

Te encoges de miedo y fatiga, innoble rey,

Lumbre de centinelas imantados al suelo,

Rey, la negra majestad de tus caballos durmiendo,

Rey, se acerca furiosamente, rey,

Se acerca una quietud de barranco por la marisma,

Rey, se acerca gótica una ventana que habla,

Rey, se acerca una dentadura negra, enorme.

Siempre hacen el amor tus simios enjaulados,

Rey, qué viento de árboles, rey, qué

Estrépito, qué

Niña ha muerto en la marisma y viene

Monstruosa a palacio. Se acerca,

Ella se acerca, Rey, se acerca

Una lanza, un aceite helado, rey, se acerca

Una tropa de pantano a la muralla, rey,

Se acerca una tiniebla por la marisma,

Rey, cómo rey si desnudo no llamas a ti los soldados

En el espanto, noche reina que te rodea

Como la capucha a un condenado, rey, mira

El brillo de tu puñal ahora, el brillo

De tu puñal en la mano mira

Qué brillo, rey,

Míralo.

DE OLAS, TETAS Y POMPITAS


Un poco de frescor, que la entrada de antes ha quedado bien siniestra. Acuarela, pincel de agua y, toma cachondeíto, pincel seco. Todo, eso sí, en la Wacom. Me gustan los colores, más que el efecto de chapuzón en sí. Ah, y las tetas respingadas en el saltito. Estoy por poner además "Acuarela", pero esa canción siempre ha sido mejor tarareada. Como el sonido de los huevos fritos. Tuve una vez un amigo que sabía hacerlo con la boca. Qué gracia tenía, el jodío, y qué poco les gustaba a las tías (le salían pompitas).