viernes, 7 de junio de 2013

LOS INMORTALES SE QUEDAN SIN PENSIÓN


Muere gente en Turquía por defender unos árboles, un parque, una loncha orinada de tierra para perros, mientras una comisión de sabios españoles dictamina que las personas inmortales no tienen derecho a ninguna pensión. Puedes calcular la esperanza de vida de una arruga si propende a la izquierda o si trompea a la derecha. La estadística del que se come físicamente, materialmente dos pollos (dígase con la voz de Chiquito de la Calzada), y tú acabas comiéndote uno imaginario, en bocadillo de Carpanta; la estadística de la marquesa que vive físicamente, materialmente cien años, y los doscientos euros que le quitan de la pensión a la abuela Mari Carmen, que no va a llegar a los ochenta, ni por mucho que se imagine. Los antidisturbios turcos están matando a tiros a los que no quieren un centro comercial donde tallaron de jóvenes con su navaja "Tarik y Yasmina" en un arbolillo con olor a gasoil, mientras el Partido Popular sufre otro ataque de hidrofobia con las aventuras por Europa de la Plataforma contra los desahucios. Erdogan mata, Iturgaiz babea, Rajoy apuesta por el suicidio en masa de todos los jubilados, y este verano que se acerca ya suena por las lomas del calendario. Parece que viene alegre y cantarín, como el tintineo de unas esposas de la policía. No haremos historia, colega, pero la estamos viviendo una cosa mala. ¡Esos turcos, p'alante! (Quién me ha visto y quién me ve, con lo que nos costó echarlos de Málaga en el XV... Cervantes me pegaba un tarrazo, como mínimo... Son otros tiempos, don Miguel. Hay que hacer piña... Zaca. Tarrazo. Lo que yo decía.)