domingo, 24 de mayo de 2020

DIARIO DEL CORONAVIRUS EN ALGÚN LUGAR DE LAVAPIÉS (Y 72º DÍA DE CUARENTENA)


Ayer de nuevo aplausos sin "Vamos". Tampoco hicieron acto de aplauso madre e hijo enfrente. Juan el Loco se quedó como casi siempre en su banco sin aplaudir, en pantalón corto y con las piernas estiradas. En su cabeza a pájaros, los aplausos son los pececitos que le exfolian los pies. Ictioterapia por palmas. Y lo de "cabeza a pájaros" es literal en su caso. Piensa más en los pájaros que en otra cosa, aunque esa otra cosa sea complicada de verdad y le lleve a discutir durante horas con funcionarios invisibles del ayuntamiento. El otro día me explicaba que los gorriones saben perfectamente donde cagan. Las palomas no, pero los gorriones miran y apuntan. Lo tenía comprobado. Con reflexiones así aplaudirle a los sanitarios es distraerse.

Sin embargo, los gorriones y los mirlos siguen agradeciendo la luz de cada nuevo día, cada uno a su manera, con puntería o sin puntería. Si a Montserrat Caballé, que en paz descanse la mujer, le hubiera tocado ponerse mascarilla durante la pandemia, le habrían colocado un pañal de bebé y ni siquiera eso habría amortiguado sus gritos. En cierta ocasión me devolvieron a toriles un "chiste" sobre ella. Se hablaba sobre ludopatía. Alguien jugaba a todo, incluso a comprar yogures por si le salía el premio en el reverso de la tapa, pero nunca le tocaba...

-¿Y qué haces con las tapas sin premiar?
-Le estoy cosiendo un vestido de lentejuelas a Montserrat Caballé.

Creo que me hizo más gracia en su momento. De cualquier manera, a toriles. Puede que sea impresión mía, pero están tardando los chistes de crucero sobre la pandemia y el coronavirus. Se ven y se oyen chistes esporádicos, pero todavía no son de velocidad constante. Son bromas de solo la puntita, no sea que. Bromas de tanteo con las que siempre puedes pedir disculpas a posteriori, no era mi intención por lo más remoto... Si mandas tu coche de radiocontrol a la farmacia a por condones, ¿cuenta como un paseo tuyo? Hablo de chistes que superen las cordilleras de muertos y dramas sencillamente porque es su trabajo... Quizá esté aquí el problema... En hablar de chistes autónomos, independientes de su cómico, de su huésped provisional... El gag como la unidad mínima de la gracia, el chiste como su línea recta y el sketch como su plano... La comedia ya sabemos que es la cuarta dimensión más el tiempo que tarda la gente en reírse sin prejuicios. ¿En qué momento exacto se suicidó Hitler? Cuando leyó la factura del gas. Esas cosas.

En la geometría de Euclides el ángulo recto hierve a 90 grados.

Intento de Literatura Efímera. Escribir porno en Braille sobre una barra de hielo a 0 grados exactos. Si el ciego consigue leer tu texto hasta el final, es que fracasaste en ponerlo cachondo.

Los Efímeros, a diferencia de los Macabeos y de los Corintios, tenían una esperanza de vida muy corta. De constitución física débil y desorganizados socialmente, comían cualquier cosa que se encontraban en el suelo y, al caer la noche, solían mofarse de sus enemigos intrépidamente, o eso pensaban ellos.

Alguien escribirá un cuento sobre un Rastreador obsesionado con un caso de repercusión internacional y pistas de infección en los lugares menos frecuentados del mundo. Al final, con la Estatua de la Libertad semienterrada en arena acotada de playa, el Supercontagiador era él.

Yo no. Digo lo de escribir ese cuento. Solo con apuntarlo arriba y saberme el final ha dejado de interesarme. Tengo otras ideas de las que no tengo ni idea que me interesan más.

No sé si se notan ya los acantilados de Dover.

Estoy calentando para saltar al agua.

Mañana lunes, Fase 1 en Lavapiés y ningún pronóstico fiable sobre lo que nos espera en el Canal de la Mancha, mucho menos en "La Mancha en Madrid", taberna en la calle Miguel Servet, descubridor de la circulación sanguínea y la calle con peor circulación del barrio.

Últimamente, tampoco iba mucho por allí. Un par de veces con Fabiola. Murió en un accidente de tráfico y ni siquiera en la Mancha, sino en Jaén. Culpa de la lluvia. Ningún pronóstico, como decía.

Creo que a Fabiola le habrían gustado estos días escritos del coronavirus. Me habría perdonado la vida libérrimamente, pero se habría reído. Imposible imaginarla con mascarilla. A Gertrude Stein sí, mira, pero a ella no. Porque el retrato de Gertrude Stein se pintó con mascarilla primero y luego Picasso intentó borrársela ¿no? Fabiola también amadrinaba artistas. Chistes, canciones y artistas. Incluso le escribió un tango a Lavapiés. Es cierto. Una vez amadrinó en falso a un argentino y se lo trajo a comer a casa. Fue un desastre. No creo que el tango venga de ahí. Que si argentino, que si uruguayo, que si francés. A Gertrude la pintaron en París. Picasso era de Málaga. Fabiola nació a caballo entre Granada y Málaga. Eso es Jaén. Fabiola se mató en Jaén. Un día de lluvia. La Mancha en Madrid, calle Miguel Servet, pronóstico indefinido. Los fantasmas no llevan mascarilla. Cuéntame otra vez el último que me contaste, que me hizo mucha gracia pero se me ha olvidado... Por eso puedo acordarme tan bien de la sonrisa de Fabiola.

Fase 1 mañana, Fabiola.

Arriba, ¡ostras! Exclamación antigua de sorpresa. ¿Pero esto va a acabar realmente así?

El peor adjetivo que le puedes poner a una ostra: "antigua".

Le preguntaron a un crítico sobre cómo había recibido el público el estreno de cierta obra de teatro:

-Con entusiasmo, pero no indescriptible.

El horror, porque estas páginas están llenas de aplausos descritos. Matías Prats tenía horas y horas de radio con "aplausos descritos". Micrófono en ristre, me lo imagino estos 72 días asomado a un balcón en blanco y negro y describiendo al pueblo de Madrid en el muy castizo y bullanguero barrio de Lavapiés...

Dinal de este fiario.