viernes, 20 de diciembre de 2013

LA MADRE DE BAMBI (1)


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Los Tiranosaurios Rex eran de derechas y los dinosaurios herbívoros de izquierdas. Los Tiranosaurios Rex tenían una temible dentadura, pero unas manitas ridículas; los herbívoros tenían una potente cola, pero eran tontos de baba. Y el cazador que mató luego a la madre de Bambi era del Betis. Por esa misma regla de tres los políticos son omnívoros, ridículos y mentirosos, sus votantes estamos hartos de tanta alimaña y tanta baba, el mayor grado de evolución al que hemos llegado es a tener un exoesqueleto en forma de coche, y nos vamos a ir todos a tomar viento sin necesidad de que nos haga un Tetris el meteorito chungo de la primera extinción: “Mmm... Políticos, votantes, acelgas, babas, coches... Ha completado usted una fila de asquerosidades. Bye-Bye. Zaca”. ¿Y por qué era del Betis el cazador que mató a la madre de Bambi? Porque eso fue  lo que le dijo un sevillista a su hijo.          
-Pero... pero... ¿Por qué ha matado ese hombre a la madre de Bambi?
-Porque es del Betis.
Y no hay más que hablar.
La política. Los bandos. Las madres de Bambi. Los Bambis. Los carnívoros. Los herbívoros. La comida de todos los días...
Las mentiras.
          Los fascistas les inculcan a sus cachorros lo de la madre de Bambi y ya no podrán ver a un pacífico perroflauta por la calle sin que el niño pueda reprimir la tentación de acogotarlo contra el suelo y que le pase un camión del ejército por el macetero de las rastas. Y lo mismo les pasa a los cachorritos de los rojos después de la noticia cinegética, que ya no pueden ver a un triste cura por la calle sin poder reprimir la tentación de acogotarlo contra el suelo y hacer que lo viole una conga de Bateleros del Volga usando de profiláctico la tela gorda de la sotana. Por pederasta de madres de Bambi en los catecismos del bosque.
             ¿No hay psicoanálisis para esto?
         Los argentinos quedaron subcampeones en la guerra de las Malvinas y a esta misma terapia los españoles le pusimos de nombre anfibio (polivalente) “Guerra Civil” y “Santa Cruzada”. Cuatro años con chinches en el diván de Brunete, cuarenta años de secuelas, los arcenes de nuestras carreteras con más calaveras que la piscina de bolas de Pol Pot (a la madre de Bambi la mató Carrillo y por eso tenía que llevar peluca) y el Valle de los Caídos como el parque temático de Fascioaventura (a la madre de Bambi la mató Franco con una caña de pescar, por ponerse al lado del campanu), para que el fallecimiento bucólico del Walt Disney del Pardo provocara el tsunami de barniz que llamamos Transición y sobre el que vinieron surfeando los Beach Boys de la Democracia Sobrevenida. Esa ola. Tiranosaurios y herbívoros, bañadores azules o rojos, desde la playa tenían todos la misma pinta de torpes sobre las nuevas tablas de la ley y sus canciones también sonaban muy parecido: Libertad, Reforma, Consenso, Amnistía, Europa, Cambio, Monarquía Parlamentaria, Democracia Orgánica, Concordato, Mira mis Dientes, Mira mi Cola, Baila conmigo o estás muerto. Twist or Shout, Spain... 
La espuma de los días que iban a venir.

Y el olor de la depuradora de la Historia.

EL FISCAL MAYORDOMO Y EL JUEZ OBSESO


Pedro Horrach, fiscal anticorrupción de Baleares, dice que no se puede imputar a la infanta Cristina en el caso Noos porque no hay ningún motivo, para empezar, pero si alguien insiste en que se la impute porque ve el motivo, o lo sospecha, o lo imagina, o lo sueña húmedamente... Es porque ese alguien es un obseso, un fetichista, está obcecado en perseguir a la nobleza como un maníaco sexual en cualquiera de sus manifestaciones rubias, o quiere que se investigue a la infanta exclusivamente por ser quien es... "Señora, por ser vos quien sois, me corro y me voy" (Anónimo, siglo XVII). Frente a una argumentación tan sólida, contra los evanescentes hechos de la reforma del chaletazo y de las fiestas y de los viajes que se ha pagado la muchacha con nuestro dinero, no hay nada que hacer sin delatarnos a nosotros mismos como unos sátiros regicidas y unos salidos antimonárquicos. Según Horrach, incluso el juez que lleva el caso, José Castro, padece una fijación erótico-jurídica con la rubia real (y no las teñidas) que le lleva a la lubricidad en los procedimientos, cuando no directamente a la pornografía legal en el esclarecimiento (en salto de cama) de la implicación de la mujer en los delitos económico-sexuales de su marido: malversación de la libido pública, fraude anal, prevaricación del misionero, falsedad profiláctica y blanqueo por eyaculación de capitales al techo de deuda con la participación necesaria de los mamporreros Camps y Matas, y la palanganera Barberá. Pervertidos jueces, maniáticos jueces, enfermizos funcionarios obsesionados con imputar a vírgenes... ¿No ven, en su locura, que es tan imposible como desvirgar putas? Palabra de Pedro Horrach, que se maneja como nadie en las contradicciones. Un fiscal mayordomo tiene callo en eso. Y se le nota en la cara. Compárese su faz de arriba -toda tranquilidad de espíritu- con la del atormentado magnicida y esclavo sexual del juez Castro aquí abajo... 


Innegable pinta de dragón obseso a punto de escupir fuego otra vez hacia la ventana de la Torre del Homenaje del Castillo Chalet de Pedralbes donde clama por su inocencia una infanta con las rubias trenzas ya humeantes. Qué menos que le pinchen las ruedas del coche y le llenen de excrementos la entrada de la madriguera a esa lagartija con ínfulas...