domingo, 13 de enero de 2013

LASQUETTY, EL CERRAJERO DEL DESAHUCIO


Lasquetty balbucea. Lasquetty duda. Lasquetty dice gnñn. Lasquetty no escucha. Lasquetty habla de memoria o tiene que mirar los papelitos que le han escrito. Lasquetty no sabe explicarte las ventajas de la sanidad privada sobre la pública porque esos números no existen o están manipulados. Lasquetty sólo sabe que ha venido para cargársela y comenzar el gran expolio. Lasquetty está ahí para ponerle una cara de cartón oficial al robo. Lasquetty sólo es el cerrajero con máster que han elegido para reventar las puertas de los hospitales públicos madrileños con el plan de Esperanza Aguirre y su banda en la mano. En el mismo puesto de cerrajero pijo estaban los sicarios Lamela y Güemes. Ahora los dos trabajan para sus dueños de la sanidad privada. Pero Lasquetty ha dicho hoy que él nunca hará lo mismo que ellos -pese a que su actuación le parece legal, muy correcta, o sea- porque él tiene "voluntad de servicio". ¿Voluntad de servicio? Si se refiere a que siempre soñó con ser un inodoro como en el chiste, vale, pero con su voluntad de servicio al pueblo empiezo yo la figurita coleccionable de Goebbels. No sé cuantos años se ha dado de plazo, pero me apuesto los cuartos con el lucero del alba a que este tío acaba trabajando para los tiburones de la sanidad privada o en alguna piscina de los alrededores. Al tiempo. Más que nada, porque no tiene palabra. Ni la de honor, ni de las otras, como los cerrajeros de los desahucios.

POR EL OPTIMISMO



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