miércoles, 1 de agosto de 2012

PRESAS DE SECANO


En la galería de tiro de la crisis no podía faltar uno de los constructores que la han propiciado. Un constructor al revés. Casi un destructor. Un hacedor de huecos. Un pocero. Paco el Ídem. Lo más parecido a un castor loco haciendo presas de secano frenéticamente, acumulando tronquitos de barro cocido. Por instinto. Ese instinto para el dinero que da el haberse hartado de hambre cuando niño en su cuarto con rodapiés de basura. ¿Eximente? En tipos como Paco el Pocero esos detallitos psicológicos no son más una coartada. La venganza del Conde de Montecristo de los Chalets Adosados, edición pasta de cemento dura. De la fábrica de ladrillos al solar, del despacho del concejal al despacho del alcalde, de la gestoría al almacén de materiales y del despacho del diputado otra vez al solar, dejándose los dientes, gruñendo, amenazando, empujando esos tronquitos de barro cocido que lo vuelven loco, comprando los yates más horteras del escaparate, los aviones con más cubatas dentro del mundo, los coches con mejor olor a soborno pino... Un tipo que empezó su vertiginosa carrera judicial de constructor por decir que había tenido que invertir en política para sacar sus casas adelante. El faraónico hormiguero fantasma de Seseña es cosa suya. Ese Disparate D’or con un embarcadero seco en mitad del desierto manchego. El castor majareta que decía antes contratando al ex director de los servicios informativos de TVE, Alfredo Urdaci, para que le cambie la imagen de peligroso mafioso megalómano impresentable por la de peligroso mafioso megalómano guay. El ejemplo pepero de empresario que llamó gilipollas al alcalde rojo de Seseña por ser honrado y hasta parecerlo.