sábado, 12 de enero de 2013

QUÉ CRIMEN


El sicario acaba de llevarse su dinero por el asesinato que le encargaron. Le recomendaron que dejara pasar un tiempo antes de ir por la pasta, pero no ha podido aguantarse más. Estaba viendo cómo otros compañeros suyos no paraban de cepillarse gente cobrando de inmediato y ha salido del agujero a por su guita. Ya estaba bien de tanto disimulo, agazapado en la sombra, alejado de los mejores chanchullos. Quién espera ética de un sicario. Quién espera estética de un esbirro. Han pasado cuatro años de su asesinato. En un país con politicos y jueces de mierda, tiempo más que suficiente para que el crimen haya prescrito de sobra. Pero, sobre todo, fuera caretas. Han venido a lo que han venido. El programa, el plan es trincar de donde se pueda. En letras mayúsculas: INDISIMULADA Y EXPLÍCITA VOLUNTAD DE RAPIÑA. Y tal y como está el panorama, hasta un cerdo resfriado encuentra una trufa. Qué no va a encontrar y ganarse un cerdo de peluquería con tirón entre las rubias viejas que babean por las alcobas y despachos del cortijo. Ah, por cierto, que el retrato de arriba no tiene nada que ver con lo que acabo de decir, que es un invento literario de dudoso gusto, señor fiscal del estado. Ni sé a quién se parece. Estoy mal de la cabeza, como ustedes fatal de las leyes. Y que me priva la sangre, ya ve usted. Sin estudiar economía como otros. Qué cosas. Qué espanto. Qué crimen.

NUEVAS GENERACIONES