viernes, 8 de febrero de 2013

GUARDAR LAS FORMAS EN EL PESTUZO


Tenemos a Iñaki Gabilondo berreando desconsolado por los rincones. El periodista más serio, sensato y ecuánime de este país, de los nervios, desencajado. Y cuando le ponen una cámara delante sólo le falta arrancarse los ojos y tirárnoslos a la cara al acabar cada una de sus recriminaciones y profecías en "La Voz de Iñaki Gabilondo". Casandra a su lado, una portera sorda. Cuándo se jodió el Perú, Zavalita. Algo huele a podrido en Dinamarca. Ven al reverso tenebroso. Pido disculpas por la inteligencia de mis observaciones: había olvidado que son ustedes parlamentarios... ¿Podemos aguantar así seis años? Encerrados en el laberinto. Suspiros de España. Recogida de basuras. Teocracia. Desplumados. Corrupción y autocrítica. Vuelva usted mañana. Tolerar lo intolerable. España no funciona... Pobre Iñaki. Cómo está sufriendo con ese tiránico Superyo que tiene alojado dentro y que le impide arrancarle la cabeza a Montoro de un mordisco, como un percebe. Me lo imagino de farra por la noche y es el que ayuda al camarero a recoger las sillas. Me lo imagino en el cine y es el que se espera hasta que terminan los títulos de crédito. Me lo imagino en el Retiro y es el que se queda solo escuchando al del acordeón. Con lo alegremente que usa el hombre el adjetivo "formidable", y lo bien que pondera, y se le está poniendo una cara de exiliado en blanco negro que da penita. Y también da que pensar, claro. Espero que no nos pase como a muchos en el 39. Que nos acabemos exiliando por tener modales. Porque, por ahora, en el mostrador del periodismo, y con toda su educada histeria, Iñaki Gabilondo está siendo el único encargado de guardar las formas. "Permítame su maloliente abrigo, señor diputado. ¿El cadáver de su tesorero lo va a dejar aquí o lo va a pasear por la fiesta?"