martes, 5 de abril de 2016

ABRIL ERA EL NUEVO SEPTIEMBRE, MANOLO


      Toda la noche con los versos "Llévame libre y salvaje / Llévame hasta el mar..." Ahora que Manolo se ha ido, el mar era la luz. Y la ha tocado. Como él decía: por todos sus compañeros... Caminamos un documental juntos el año pasado. Por todo lo que hizo y por todo lo que le quedaba por hacer... Con su hermano Rafa, con su familia, con sus amigos, con los mejores músicos y cantantes de España... Fue un relámpago tenebroso y sincero de apenas sesenta minutos... Pero con final feliz... El lanzazo genial de su último disco, "Casualidades", todavía sigue matando sombras en su nombre y ahora mismo, con su cuerpo en playback... Pero no hay nada que consuele de la pérdida... Hoy velaremos en la Sgae el cadáver de su pan de silencio con dos cerillas, como César Vallejo, uno de sus poetas preferidos... Me piden que escriba algo... Y yo no sé qué contestar, salvo con lo que ya escribí. También en su nombre. Una nota de prensa y un off descartado en la edición, pero no en el corazón de tus amigos, que ya han desenvainado sus espadas con tu hermano al frente. Ya ves que todo sigue lleno de motos estropeadas y de castillos de arena, Manolo... En tu recuerdo.



(Nota de Prensa)


“Un Extraño en el Paraíso” no es un documental al uso. Es el informe forense de una persona viva. De un artista vivo. Manolo Tena. Con las enfermedades que no lo mataron, con las canciones que no lo mataron, con las amistades que no lo mataron. Porque le quisieron. Y porque él quiso. Un informe hablado lleno de viejas polaroids sentimentales y con el bisturí tocando peligrosamente un mando a distancia que parecía no tener pilas. Tu país era esto. Tu música era esto. Tu alma era esto. Yo canté “Frío” para engañar al diablo y yo amueblé una caracola con sillas de camping como cualquier yonqui… Ahora nos juntamos todos para celebrar que el Extraño sigue cantando. Antonio Vega, Antonio Flores, Enrique Urquijo, Ana Belén, Rosendo, Luis Eduardo Aute, Miguel Ríos, Luz Casal… Ahora nos juntamos todos para reconocer que el Extraño nunca dejó de cantar ni en el Paraíso ni en el Infierno. Casualidades. El cadáver se incorpora. Llama ahora y consigue tú también tu propio Reloj de la Suerte.”




(EN ALGÚN PUNTO DE LA EDICIÓN DE "SANGRE ESPAÑOLA")

"...Durante esa época no recuerdo que me engañaran nunca… Pero creo que fue algo parecido a lo que decía Paco Rabal de las mujeres, que nunca nunca nunca se había acostado con una mujer fea… Despertarse sí… En mi caso, todo era maravilloso hasta que te despertabas al lado de los contratos más feos del mundo y las condiciones más espantosas… Unos papeles que no firmaría ni un suicida…  Pero un adicto sí… Mirabas aquellas cláusulas asquerosas en su camisón de letra pequeña, y no te saltaba ninguna alarma. O ninguna demasiado ruidosa. Sólo eran brujas en tu imaginación. Sabías que con tu encanto y con tus trucos de chico de barrio no tardarías en convertirlas de nuevo en otra dosis de princesas encantadas.
Y seguías adelante. Inconsciente. Adelante, dentro del sistema. En el circuito. En la gira estupefaciente de los días y las noches. Porque en ese disco líquido tú eras el aceite que sólo iba a servirles de algo a las brujas si lo quemaban… Tú les dabas tu sangre española y ellas te daban su calor mercenario... Y te dejabas quemar. Te gustaba ese resplandor. La velocidad de los conciertos y de los discos vendidos era tu propio cuerpo ardiendo en su motor, pero te gustaba ese humo de hielo seco que probablemente olía a carne humana quemada… Y sí, el emperador estaba desnudo, y se drogaba, y estaba ardiendo, y sentía frío…
Tampoco recuerdo que doliera. Cuando no me anestesiaba yo mismo –y ya sabéis con qué-, siempre tenía a alguien a mi lado con un recorte de prensa para abanicarme las llamas… Y claro que brillaba. Triunfaba. Una estrella del rock & roll en todo lo alto… Cavando su tumba de globos. De vez en cuando explotaba uno y entonces me olvidaba de una letra o aparecía en el escenario como un niño perdido en el bosque… Daba igual: me recogía un guitarrista o me recogía el estribillo, y ahí seguíamos noche tras noche sin que casi nadie entre el público se diera cuenta de lo que estaba ocurriendo realmente… Las brujas hacían bien su trabajo y el mundo seguía estando en esa Caracola que me servía a veces de cuchara. El espectáculo que tanto aplaudisteis y en el que casi me dejo la vida..."


Descansa en paz.