miércoles, 13 de abril de 2011

DE ACEITUNAS, BELGAS Y ZAMBOMBAZOS.

Lo que pensaba ayer de los belgas. Que un belga ve un plato de aceitunas aliñás y enseguida te está llamando a la protectora de alimentos por maltrato vegetal. Y se las pierde, el idiota. Recomiendo a todo el mundo pasar un par de horitas dándole al pincel y juntando verdes, brillos y sombras hasta tener un buen platito de aceitunas machacás. Su tomillo, su romero, su matalahúga, su ajito, su poquito de aguardiente... Cómo me acuerdo de los sábados con mi abuela, de niños, tirados bajo los olivos, ella con su saco de arpillera, nosotros cada uno con nuestro cacillo de lata. Y luego a casa, a la losa de mármol y la piedra de machacar. Me impresionaba la advertencia: "La aceituna a la que le rompáis el hueso hay que tirarla". Claro. Era veneno lo que soltaba el carozo roto: puro alpechín. Así que había mucho mimo en el zambombazo.